20-09-2020

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Los cinco minutos del Espíritu Santo

Domingo, 20 de septiembre, 2020

Hoy celebramos a los grandes mártires coreanos. Una vez más, nos detenemos a adorar al Espíritu Santo, que puede transformarnos con su poder y su amor, basta hacernos capaces de cosas que parecen imposibles para las fuerzas humanas. Es su fuerza la que triunfa en nuestra debilidad.

En el siglo XVIII se formó la primera comunidad cristiana en Corea, formada enteramente por laicos evangelizadores que llegaron de China y de Japón. A partir de allí se sucedieron varias persecuciones hasta fines del siglo XIX, en las cuales murieron cerca de 10,000 cristianos. Más de 100 fueron canonizados, la mayoría laicos. Pero ya que el martirio es como una lluvia fecunda que despierta todavía más la fe, hoy hay cerca de 2,000,000 de cristianos en Corea. Ninguno de los esfuerzos de estos cristianos fue en vano. Ellos lo sabían. La intensa vida cristiana que infundieron los primeros cristianos de Corea produjo su fruto y fue coronada en el martirio.

Estos martirios estaban precedidos de horribles torturas, y la fortaleza que ellos recibieron del Espíritu Santo es ciertamente sobrenatural. No se avergonzaron de Cristo (Lucas 9,26) ni prefirieron salvar su vida (Lucas 9,24).

No se trata de exagerar la importancia del dolor, o de buscar el martirio, que es un don de Dios más que una decisión humana. Dios no se complace en vernos sufrir sino en el amor que se expresa en la entrega generosa. Se trata más bien de aceptar la misión que nos toque cumplir en la vida aceptando las incomodidades que la acompañan; y se trata también de dar testimonio de nuestra fe aunque nos traiga problemas. Así podemos decir con San Pablo: «Todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él he sacrificado todas las cosas, a las que considero como un desperdicio, con tal de ganar a Cristo y estar unido a él» (Filipenses 3,8-9).

Hagamos un instante de oración, para pedir al Espíritu Santo que nos haga capaces de cosas grandes, que penetre con su potencia nuestra debilidad.
✨🕊️✨

Evangelio del Día

⚜️»También hoy Jesús vive y camina en nuestras realidades de la vida ordinaria para acercarse a todos, comenzando por los últimos, y curarnos de nuestros males y enfermedades.
Me dirijo ahora a aquellos que están bien dispuestos a ponerse a la escucha de la voz de Cristo que resuena en la Iglesia, para comprender cuál es la propia vocación.
Os invito a escuchar y seguir a Jesús, a dejaros transformar interiormente por sus palabras que «son espíritu y vida» (Jn 6,63).
María, Madre de Jesús y nuestra, nos repite también a nosotros: «Haced lo que él os diga» (Jn 2,5). Os hará bien participar con confianza en un camino comunitario que sepa despertar en vosotros y en torno a vosotros las mejores energías. La vocación es un fruto que madura en el campo bien cultivado del amor recíproco que se hace servicio mutuo, en el contexto de una auténtica vida eclesial. Ninguna vocación nace por sí misma o vive por sí misma. La vocación surge del corazón de Dios y brota en la tierra buena del pueblo fiel, en la experiencia del amor fraterno. ¿Acaso no dijo Jesús: «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros» (Jn 13,35)?»⚜️

S.S Francisco

Laudes
HORA TERCIA, Domingo 20 de Septiembre de 2020, XXV Ordinario, Salterio I
HORA SEXTA, Domingo 20 de Septiembre de 2020, XXV Ordinario, Salterio I
HORA NONA, Domingo 20 de Septiembre de 2020, XXV Ordinario, Salterio I
II VISPERAS, oración de la tarde, Domingo 20 de Septiembre de 2020, XXV Ordinario, Salterio I
COMPLETAS, Domingo 20 de Septiembre de 2020, XXV Ordinario, Salterio I
Rosario

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 238 de 365

2 Macabeos 1–2
Sabiduría 2
Lucas 12,1-31

19-09-2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Sábado, 19 de septiembre, 2020

Es cierto que el Espíritu Santo actúa de modo permanente en nuestras vidas, y hace maravillas. Pero normalmente no las hace de la manera como nosotros lo esperamos o lo imaginamos. Por eso nos parece que él está en silencio, que calla, que no interviene. Sin embargo, él siempre está preparando algo nuevo, y por eso podemos tener esperanzas. Veamos cómo lo expresaba Romano Guardini en su oración:

«Espíritu Santo, que nos has sido enviado,
y permaneces cerca de nosotros,
aunque los espacios resuenen vacíos
como si estuvieras lejos.
En tus manos perduran los siglos
y todas las cosas serán en ti cumplidas,
mientras reinas en el misterio del silencio.
Así lo creemos, y esperamos el mundo
que ha de venir.
Enséñanos a esperar en la esperanza.
Concédenos participar de ese mundo que vendrá,
para que la presencia de tu gloria
sea verdadera en nosotros.
Amén.»
✨🙏🏼✨

Evangelio de Día

Oraciones y reflexión (Padre Sam), Sábado 19 de septiembre del 2020

Reflexión | ¿Te cuesta comprender a alguien?
Laudes
Vísperas
Completas
Rosario
Coronilla de la Divina Misericordia

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Día 237 de 365

1 Macabeos 15
Sabiduría 1
Lucas 11, 27-54

18-09-2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Viernes, 18 de septiembre, 2020

La imaginación puede perturbarnos mucho en la oración porque nos lleva a todas partes y nos distrae. Pero no hay que luchar contra ella, porque es peor. Es mejor apartar dulcemente las imágenes interiores y dejarlas pasar, volviendo suavemente a la presencia del Señor. Pero también podemos pedirle al Espíritu Santo que sane y ordene nuestra imaginación para que nos ayude a orar. La imaginación es algo bueno y precioso si se la entregamos al Espíritu Santo.

Entonces, podemos imaginar las manos de Jesús que acarician, o sus brazos que sostienen, o sus ojos que miran con serena ternura, o simplemente su rostro, su figura que nos invita a un abrazo, o a descansar a su lado. Estas son buenas maneras de introducirnos en su presencia. En ese encuentro, es posible que imaginemos que él abre su pecho y derrama en nosotros ese manantial de fuego que es el Espíritu Santo.

Así, el Espíritu Santo puede ayudamos con su luz, para que aprendamos a utilizar nuestra imaginación con habilidad y creatividad, de manera que sea nuestra aliada en la oración, y no nuestra enemiga.
✨🕊️✨

Evangelio del Día

Santo Evangelio de hoy – Lucas 8,1-3.

«En aquel tiempo, Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes». Palabra del Señor.

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Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.

En las Lecturas de hoy, el Evangelio nos demuestra que la experiencia nos lo enseña: para conocerse bien y crecer armónicamente el ser humano necesita de la reciprocidad entre hombre y mujer. Cuando esto no se da, se ven las consecuencias.

Estamos hechos para escucharnos y ayudarnos mutuamente. Podemos decir que sin el enriquecimiento recíproco en esta relación, en el pensamiento y en la acción, en los afectos y en el trabajo, incluso en la fe, los dos no pueden ni siquiera comprender en profundidad lo que significa ser hombre y mujer.

(…) Es indudable que debemos hacer mucho más en favor de la mujer, si queremos volver a dar más fuerza a la reciprocidad entre hombres y mujeres. A través de las lecturas de hoy, vemos que es necesario, en efecto, que la mujer no solo sea más escuchada, sino que su voz tenga un peso real, una autoridad reconocida, en la sociedad y en la Iglesia.

El modo mismo con el que Jesús consideró a la mujer en un contexto menos favorable que el nuestro, porque en esos tiempos la mujer estaba precisamente en segundo lugar. Y, en el Evangelio de hoy, vemos que Jesús la trató de una forma que da una luz potente, que ilumina una senda que conduce lejos, de la cual hemos recorrido solo un trocito.

No hemos comprendido aún en profundidad cuáles son las cosas que nos puede dar el genio femenino, las cosas que la mujer puede dar a la sociedad y también a nosotros: la mujer sabe ver las cosas con otros ojos que completan el pensamiento de los hombres. Es un camino por recorrer con más creatividad y audacia.

(…) La tierra se colma de armonía y de confianza cuando la alianza entre hombre y mujer se vive bien. Y si el hombre y la mujer la buscan juntos entre ellos y con Dios, sin lugar a dudas la encontrarán. Jesús nos alienta explícitamente a testimoniar esta belleza, que es la imagen de Dios.

Oraciones y reflexión (Padre Sam), Viernes 18 de septiembre del 2020

Reflexión | Déjate ayudar
Laudes
Vísperas
Completas
Estuve en el lugar donde crucificaron y sepultaron a Jesús
Rosario
Coronilla de la Divina Misericordia

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Día 236 de 365

1 Macabeos 14
Cantar de los Cantares 8
Lucas 11,1-26

17-09-2020

En Juan 20,19-23 vemos que, a pesar de la resurrección, los discípulos se encierran, llenos de miedo. Porque todavía debían recibir la fuerza del Espíritu Santo que los impulsara a la misión liberándolos del temor y la cobardía.

No significa esto que el Espíritu Santo no estuviera presente de ninguna manera, ya que según el Evangelio de Juan Jesús derrama el Espíritu cuando muere en la cruz. Pero Jesús iba produciendo poco a poco una efusión cada vez más plena y liberadora en sus discípulos que finalmente les haría vivir la explosión evangelizadora de la Iglesia naciente en Pentecostés.

El Espíritu Santo nos saca del encierro, del aislamiento, y nos impulsa hacia fuera. Por eso tenemos que convencernos de que el Espíritu Santo nos quiere hacer vivir una espiritualidad en la acción. No tenemos que pensar que sólo tenemos espiritualidad cuando nos encerramos a orar, porque cuando estamos evangelizando, o cuando estamos prestando un servicio bajo el impulso del Espíritu Santo, eso también es espiritualidad. Y esto vale sobre todo para los laicos, que están llamados a impregnar el mundo con la presencia del Espíritu.

Todo lo bueno que Jesús produce en nuestras vidas se realiza por la acción íntima y profunda del Espíritu Santo que él envía. Todo consuelo, toda luz interior, todo regalo de la gracia, todo carisma y todo impulso de amor, nos llegan por la acción interior del Espíritu Santo. Y con ese poder es posible cambiar el mundo.

Por eso, si queremos liberar y embellecer nuestras vidas, y el mundo entero, tenemos que pedirle a Jesús resucitado que derrame en nosotros un poco más del poder del Espíritu Santo que llena su humanidad gloriosa.

Evangelio del día

Padre Luis Maldonado

Santo Evangelio de hoy – Lucas 7,36-50.

En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa. Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume. Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: «Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!» Pero Jesús le dijo: «Simón, tengo algo que decirte». «Di, Maestro», respondió él. «Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?» Simón contestó: «Pienso que aquel a quien perdonó más». Jesús le dijo: «Has juzgado bien». Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados porque ha demostrado mucho amor. Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor». Después dijo a la mujer: «Tus pecados te son perdonados». Los invitados pensaron: «¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz». Palabra del Señor.

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Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.

En la Lectura de hoy, el Evangelio nos indica que, «aquel que había invitado a Jesús al almuerzo era una persona de un cierto nivel, de cultura, quizás un universitario. Quería escuchar la doctrina de Jesús, porque como buena persona de cultura estaba inquieto, buscaba conocer más. Y no parece que fuera una mala persona».

Hasta que irrumpe en el banquete una figura femenina: en el fondo una mal educada que entra justo donde no había sido invitada. Una que no tenía cultura o si la tenía, aquí no lo demostró. En efecto, entra y hace eso que quiere hacer: sin pedir disculpas, sin pedir permiso. Y en todo esto, Jesús la deja actuar.

Es entonces cuando la realidad se revela detrás de la fachada de las buenas maneras con el fariseo que comienza a pensar: «Si este fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que lo está tocando, pues es una pecadora».

Este hombre no era malo, sin embargo, no logra entender el gesto de la mujer. No logra entender los gestos elementales de la gente.

(…) Hay entonces, dos actitudes muy diferentes entre sí que vemos en el Evangelio de hoy: por una parte la del hombre que ve y califica, juzga; y por otro la de la mujer que llora y hace cosas que parecen locuras, porque utiliza un perfume que es caro, es costoso…

[…] En cierto sentido, la Lectura de hoy, indica que «Jesús le reprocha al fariseo que ha entrado a su casa y no le ha dado agua para los pies; ni un beso; ni ungido con óleo mi cabeza. En cambio ella hace todo esto: con sus lágrimas, con sus cabellos, con su perfume.

El Evangelio de hoy no dice cómo terminó la historia para este hombre, pero dice claramente cómo terminó para la mujer: «Tus pecados han quedado perdonados».

En el comportamiento de la mujer hay mucho, mucho amor, mientras que con respecto a los comensales Jesús no dice que falta el amor, pero lo da a entender. En consecuencia la palabra de salvación «tu fe te ha salvado» la dice solo a la mujer, que es una pecadora. Y la dice porque ella logró llorar sus pecados, confesar sus pecados, decir: «Soy una pecadora».

Por el contrario, no la dice a esa gente, que incluso no era mala, sino porque estas personas creían que no eran pecadoras. Para ellos los pecadores eran los demás: los publicanos, las prostitutas.

He aquí entonces la enseñanza de la lectura de hoy del Evangelio: «La salvación entra en el corazón solamente cuando abrimos el corazón en la verdad de nuestros pecados».

Oraciones y reflexión (Padre Sam), Jueves 17 de septiembre del 2020

Reflexión | Que tu problema no te derrumbe
Laudes
Vísperas
Completas
Rosario
Coronilla de la Divina Misericordia

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 235 de 365

1 Macabeos 13
Cantar de los Cantares 7
Lucas 10, 25-42

16-09-2020

El Espíritu Santo puede enseñarnos a disfrutar de las cosas lindas de la vida, pero en la presencia de Dios. Él nos enseña a gozar, encontrando al Señor también en los placeres cotidianos.
Por ejemplo: Si uno aprende a disfrutar de la ducha, si es capaz de detenerse a disfrutar el roce del agua caliente, si deja que su cuerpo se alivie con el agua, y se detiene sin prisa a gozar de ese contacto. Entonces, puede empezar a imaginarse a Dios como agua viva, agua que sana, agua que alivia. Dios como fuente de vida, manantial infinito.
Si está escuchando música que le gusta, ¿por qué no puede detenerse un minuto a disfrutarla? Y mientras la escucha, puede poco a poco dejar que el ritmo y la armonía vayan tomando todo su ser. Y así empieza a imaginar a Dios como una música infinita, que lo envuelve y le hace bailar por el universo.
Si está ante un paisaje, puede detenerse un rato, sin apuros. Hay gente que pasa ante los paisajes como si estuviera mirando fotos, y no se queda aunque sea unos minutos disfrutándolo. O ignora las flores, o un árbol, o el cielo. En cambio deteniéndose en esas cosas, poco a poco, uno puede comenzar a contemplar a Dios como belleza infinita.
Podemos intentarlo. Alguna vez que estemos disfrutando de algo, invoquemos al Espíritu Santo para poder elevarnos en medio de ese placer. No se trata de renunciar al placer, sino de darle un sentido infinito.
Evangelio del Día

Oraciones y reflexión (Padre Sam), Miércoles 16 de septiembre del 2020

Reflexión | Dos consejos cuando te critican
Laudes
Vísperas
Completas
Conociendo un templo católico | Orgullosamente católico (Ep. 10)
Rosario
Coronilla de la Divina Misericordia

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 234 de 365

1 Macabeos 12
Cantar de los Cantares 6
Lucas 10, 1-24

15-09-2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo
Martes, 15 de septiembre, 2020
«Ven Espíritu Santo, caricia liberadora, ven.
Ven a pasar por todo mi ser, ven.
Ven Espíritu Santo, ven a tocarlo todo con ese roce divino que cura.
Ven Espíritu, para que toda mi vida tome contacto con tu brillo, con tu cálido rocío, con tu aire fresco.
Ven Espíritu Santo, entra, penetra.
Te doy permiso para invadirlo todo, para escurrirte como agua feliz por todos los resquicios de mi interior.
Ven, para que este día, sea un pedazo de cielo en la aridez de mi desierto.
Ven, no me abandones, ven.
Amén.»
✨🙏🏼✨
Evangelio del Día

Padre Luis Maldonado

Santo Evangelio de hoy – Juan 19,25-27.

«Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa». Palabra del Señor.

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Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.

Hasta ese día, María casi había desaparecido de los relatos de los Evangelios: los escritores sagrados sugieren este lento eclipse de su presencia, su silencio ante el misterio de un Hijo que obedece al Padre. Sin embargo, vemos que en el Evangelio de hoy, María reaparece precisamente en el momento crucial: cuando un gran número de amigos se dispersan por miedo. Las madres no abandonan, y en ese instante a los pies de la Cruz, ninguno de nosotros puede decir cuál fue la pasión más cruel: la de un inocente que muere en la horca de la Cruz, o la agonía de una madre que acompaña los últimos momentos de la vida de su hijo.

Los Evangelios son lacónicos, y extremadamente discretos. Registran la presencia de María con un simple verbo: ella estaba «de pie» (Juan 19:25). Ella se mantuvo al margen. No dicen nada de su reacción: si lloró, si no lloró, nada; ni siquiera una pincelada para describir su angustia: estos detalles serán abordados más tarde por la imaginación de los poetas y pintores que nos ofrecen imágenes que han entrado en la historia del arte y la literatura. Pero los Evangelios solo dicen: ella estaba «a la espera». Se quedó allí, en el peor momento, en el momento más cruel, y sufrió con su hijo. Ella «se mantuvo al margen».

A través de la lectura del Evangelio de hoy, observamos que María «se mantuvo al margen»; simplemente estaba allí. Aquí también la joven mujer de Nazaret, con el pelo canoso por el paso del tiempo, todavía luchando con un Dios que solo debe ser abrazado, y con una vida que ha llegado al umbral de la noche más oscura.

María «se mantuvo» en la más espesa oscuridad, pero «se mantuvo». Ella no se fue. María está allí, fielmente presente, cada vez que una vela debe ser mantenida encendida en un lugar de niebla y bruma. Ella ni siquiera sabe la futura resurrección que su Hijo estaba abriendo en ese instante para nosotros, para toda la humanidad: ella está allí por fidelidad al plan de Dios, cuya sierva se proclamó a sí misma el primer día de su vocación, pero también por su instinto de madre que simplemente sufre, cada vez que hay un niño que sufre. El sufrimiento de las madres: todos hemos conocido mujeres fuertes que han enfrentado el sufrimiento de sus hijos.

La encontraremos de nuevo en el primer día de la Iglesia; ella, madre de la esperanza, en medio de esa comunidad de discípulos tan frágiles: uno había negado, muchos habían huido, todos habían tenido miedo (Cf. Hechos 1,14). Ella simplemente se mantuvo al margen, de la manera más natural, como si fuera algo completamente normal: en la primera Iglesia envuelta en la luz de la Resurrección, pero también en la inquietud de los primeros pasos que había que dar en el mundo.

Por esta razón todos la amamos como Madre. No somos huérfanos: tenemos una Madre en el cielo que es la Santa Madre de Dios. Porque ella nos enseña la virtud de la espera, incluso cuando todo parece carecer de sentido: ella está siempre confiada en el misterio de Dios, incluso cuando parece haberse eclipsado a sí mismo debido a la maldad del mundo. En los momentos más difíciles, que María, la Madre que Jesús nos dio a todos, sostenga siempre nuestros pasos, que diga siempre a nuestros corazones: «¡Levántate! Mirad hacia delante, mirad el horizonte», porque es la Madre de la Esperanza. (Homilía del Evangelio de hoy. Audiencia General, 10 de mayo de 2017.)

Oraciones y reflexión (Padre Sam), Martes 15 de septiembre del 2020

Reflexión | Diferencias en la iglesia
Laudes
Visperas
Completas
Rosario
Coronilla de la Divina Misericordia

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 233 de 365

1 Macabeos 11
Cantar de los Cantares 5
Lucas 9, 46-62

Hoy es el pésame y acompañamiento a la virgen de dolores hoy se reza por ella

Corona Dolorosa

Ofrecimiento

Oh María, Madre mía, dígnate aceptar este humilde obsequio; nuestro único deseo es que tus dolores se conozcan mejor y sean más agradecidos. Alcánzanos la gracia de participar en los sufrimientos internos de Jesús para completar así lo que falta a su Pasión en favor de su Cuerpo Místico que es la Iglesia.

Primer Dolor

Se revela a María un misterio de dolor

A los cuarenta días de nacido llevas a tu Hijo al Templo para consagrarlo al Señor… El anciano Simeón te descubre un misterio de dolor: «Este Niño será ocasión de que muchos caigan y se levanten en Israel. Será signo de contradicción. Y a ti misma una espada te traspasará el alma» (Lc 2,24).

Acompañemos a María en la perspectiva de esta vida de dolor.

Al final de cada dolor se reza un Padre Nuestro, siete Ave María y Gloria.

V. Madre fuente de amor.

R. Hazme sentir tu dolor, para que llore contigo.

Segundo Dolor

En el destierro

María, Herodes quiere matar a tu Hijo… Para salvarlo de la muerte, tienes que huir a Egipto «Levántate, toma al Niño y huye a Egipto. Quédate ahí hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al Niño para matarlo» (Mt 2,13).

Acompañemos a María en el destierro.

Tercer Dolor.

Se te pierde tu Hijo

Madre, tu Hijo único, tu Amado, se te pierde. ¿Dónde estará? ¿Qué le habrá sucedido? Tu dolor fue tan grande que esta vez no pudiste ocultarlo… «Al cumplir el Niño doce años, fueron sus padres a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando terminó la fiesta ellos se regresaron, pero el Niño se quedó en Jerusalén sin que sus padres se dieran cuenta» (Lc 2,42-43).

Acompañemos a María mientras busca angustiada a su Hijo.

Cuarto Dolor

Encuentras a tu Hijo en el camino del Calvario María, entre la multitud acompañas a tu Hijo que va a entregar su vida por todos los hombres: «Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y lamentaban por El» (Lc 23,27). Pero nadie como Tú conoce y participa de los sentimientos que en esos momentos llenaban el Corazón de Jesús: su sed de salvarnos y su ansia de glorificar al Padre. Acompañemos a María en su Via Crucis.

Quinto Dolor

Tu Hijo es crucificado

Allí al pie de la Cruz de tu Hijo tenías que aplastar la cabeza de la serpiente… porque allí con tus dolores unidos a los de tu Hijo tenías que darnos luz… «De pie junto a la Cruz de Jesús estaban su Madre, la hermanan de su Madre, María, mujer de Cleofás y Maria Magdalena» (Jn 19,25). Acompañemos a María al pie de la Cruz.

Sexto Dolor

Ha llegado el momento supremo… el último adiós… en tu mente se agolpan todos tus recuerdos, todos tus dolores, todo aquello que guardabas cuidadosamente en tu corazón… «Cerca del lugar donde había sido crucificado Jesús, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo… En él pusieron a Jesús» (Jn 19,41-42).

Séptimo Dolor

La amarga soledad

Tu tristeza, María, se convirtió en gozo cuando viste a tu Hijo resucitado… Pero Tú empezaste a vivir los años de tu amarga Soledad… Tenías que cumplir tu nueva misión de Madre espiritual de la Iglesia, recién nacida al pie de la Cruz. Con los martirios de tu Soledad mereciste gracia para los hombres de todos los tiempos… !Madre mía¡ !te damos gracias¡ «Viviéndolo ellos, se elevó Jesús, y una nube lo ocultó a sus ojos» (Hch 1,9)

María es Glorificada

Tu vida María, es como la de tu Hijo: una pascua, Sufriste juntamente con El… luego, moriste… pero tenías que resucitar y ser glorificada también con El y ser constituida Madre, Reina y Abogada de todos los hombres. «Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer vestida de sol, con la luna bajo sis pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap 12,1). Unámonos a toda la corte celestial y alabemos a María.

Oración Final

Oh Dios que quisiste asocial a la Virgen María al misterio de nuestra Redención, concédenos participar con Ella en la Pasión de tu Hijo, para que merezcamos ser glorificados eternamente en el cielo. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

14–09-2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo
Lunes, 14 de septiembre, 2020
La alegría es un tema típico del Evangelio de Lucas, desde la anunciación hasta la Pascua, pasando por una especie de caravana de gente gozosa, entre los que se destaca María, que «se estremecía de gozo en Dios su salvador» (Lucas 1,47).
En Lucas 10,21-24 es Jesús el que se llena de alegría; no una alegría mundana, o una euforia psicológica, sino el gozo que procede del Espíritu Santo.
Por eso nuestros corazones tristes necesitan invocar cada día al Espíritu Santo. Él es un verdadero manantial de alegría, que puede convertir en gozo nuestras amarguras más profundas.
Pero el motivo de la alegría de Jesús es muy particular. Jesús se alegraba contemplando cómo los más pequeños y sencillos recibían la buena Noticia y captaban los misterios más profundos del amor de Dios.
Y Jesús se goza porque es su Padre amado el que manifiesta a los sencillos esas cosas profundas que permanecen ocultas para los sabios de este mundo.
El Padre nos regala la fuerza del Espíritu Santo, que nos llena de alegría también cuando nos sentimos pobres, pequeños y limitados. Es una alegría que el mundo no puede dar. Es la alegría celestial que derrama el Espíritu divino.
✨🕊️✨
Evangelio del Día

Oraciones y reflexión (Padre Sam) Lunes 14 de septiembre del 2020

Reflexión | Actitud para acercarme a Dios
Laudes
Vísperas
Completas
8 datos que no sabías sobre la «Santa Cruz»
Rosario
Coronilla de la Divina Misericordia

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 232 de 365

1 Macabeos 10
Cantar de los Cantares 4
Lucas 9,27-45

13-09-2020

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Los cinco minutos del Espíritu Santo

Domingo, 13 de septiembre, 2020

Podríamos decir que entrar en la presencia del Espíritu Santo no es tanto un esfuerzo por estar atentos con la claridad de la mente, sino más bien dejarnos inundar por él poco a poco.

Pero en realidad él está siempre inundándonos, aunque estemos distraídos, dormidos, u ocupados en un trabajo exigente. También cuando pasamos un momento de oración distraídos, sólo pensando en nuestros proyectos, él está, esperando que lo reconozcamos, en lo más hondo de nuestra intimidad.

Por eso algunos dicen que en realidad no se trata de que él entre en nosotros, sino de entrar nosotros en él, de penetrar en su presencia, de habitar en su amor y en su luz que siempre nos superan.

Pero nosotros estamos siempre dentro del Espíritu divino, sumergidos en él que nos envuelve, nos sostiene y nos lleva dentro de sí permanentemente. Él está llenando todo espacio, todo tiempo y todo lugar, y nunca podemos estar fuera de él, o escondidos de su presencia permanente:

«¿Adonde iré lejos de tu espíritu? ¿Adonde huiré de tu presencia? Si subo hasta los cielos, allí estás tú, si bajo hasta el abismo, allí te encuentras tú. Si tomo las alas de la aurora y voy a parar a los confines del océano, también allí tu mano me conduce, tu brazo me sostiene» (Salmo 139,7-10).

Entrar en su presencia es sobre todo arrojarnos, llenos de confianza y gratitud, deseosos y necesitados, en sus brazos de amor. Es penetrar allí donde siempre estamos, pero entrar con toda la fuerza de nuestro deseo.
✨🕊️✨

Evangelio del Día

Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.
«El perdón conduce a la reconciliación».

En la lectura del Evangelio de hoy, Pedro pregunta al Señor: «Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?». Y el Señor le responde: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete».

Estas palabras son centrales en el mensaje de reconciliación y de paz de Jesús.

Obedientes a su mandamiento, pedimos cada día a nuestro Padre del cielo que nos perdone nuestros pecados como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden. Si no estuviésemos dispuestos a hacerlo, ¿cómo podríamos rezar sinceramente por la paz y la reconciliación?

En el Evangelio de hoy, Jesús nos pide que creamos que el perdón es la puerta que conduce a la reconciliación. Diciéndonos que perdonemos a nuestros hermanos sin reservas, nos pide algo totalmente radical, pero también nos da la gracia para hacerlo.

Lo que desde un punto de vista humano parece imposible, irrealizable y, quizás, hasta inaceptable, Jesús lo hace posible y fructífero mediante la fuerza infinita de su cruz.

La cruz de Cristo revela el poder de Dios que supera toda división, sana cualquier herida y restablece los lazos originarios del amor fraterno (…) Tengan confianza en la fuerza de la cruz de Cristo. Reciban su gracia reconciliadora en sus corazones y compártanla con los demás.

A través de la meditación del Evangelio de hoy, «les pido que den un testimonio convincente del mensaje reconciliador de Cristo en sus casas, en sus comunidades y en todos los ámbitos de la vida nacional. Espero que, en espíritu de amistad y colaboración con otros cristianos, con los seguidores de otras religiones y con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, sean levadura del Reino de Dios en esta tierra. De este modo, nuestras oraciones por la paz y la reconciliación llegarán a Dios desde más puros corazones y, por un don de su gracia, alcanzarán aquel precioso bien que todos deseamos».

Recemos para que surjan nuevas oportunidades de diálogo, de encuentro, para que se superen las diferencias, para que, con generosidad constante, se preste asistencia humanitaria a cuantos pasan necesidad…

Queridos hermanos y hermanas, Dios nos llama a volver a él y a escuchar su voz, y nos promete establecer sobre la tierra una paz y una prosperidad incluso mayor de la que conocieron nuestros antepasados. (Homilía del Evangelio de hoy. Santa Marta, 18 de agosto de 2014.)

Oración del día para el Evangelio de hoy.
Señor de mi vida, dejo que mi corazón se abra a tu presencia y que ingrese a él toda palabra consoladora de tu Santo Espíritu para que me enseñe a tener verdadera fe, a crecer en verdadera sabiduría. Quiero ser un verdadero discípulo, pero, ¿cómo puedo serlo si muchas veces, por mi falta de paciencia, humillo a mis semejantes y no les doy trato digno?. No controlo bien mis emociones y termino fallando de nuevo. Tú miras las profundidades de mi alma y conoces a fondo lo que llevo dentro, por eso, quiero que apartes de mí todo sentimiento negativo y de soberbia. Ayúdame a dar ese paso radical hacia mi verdadera conversión.

Enséñame a amar Señor, pues el amor me hará comprender lo que es el perdón y la misericordia. Enséñame a ver el dolor desde tu mirada, buscando siempre la comprensión. Enséñame a tener empatía para así poder comprender para ayudar. Enséñame a seguirte sin mirar los errores y a tener la seguridad de que siempre encontraré en Ti una fuente de perdón que sana mis heridas. Sé que me amas Señor, y me perdonas todo; pero necesito de tu poder para vencer todas esas malas emociones que me atan a situaciones de rencor y de dolor.

Acudo en este momento a tu inmenso poder, para que, con tu gracia y con la ayuda del Espíritu Santo, pueda verme libre de maldad y lleno de tu piedad. Acompáñame Señor, acompáñame en cada cosa que haga por los demás y por los míos, para que pueda aprender así, a amar de verdad y perdonarlos como Tú me lo pides de corazón. Amén. (Extraído de nuestro devocional diario de la oración del día @copyright 2020 – Qriswell Quero)

Propósito del Evangelio de hoy.
En tu almuerzo, sea en tu trabajo o en tu casa, habla solo de las cosas buenas que Dios nos ha dado, sabiendo que la misericordia de Dios abre la puerta del corazón.

Oraciones y reflexión (Padre Sam) Domingo 13 de septiembre del 2020

Frase de reflexión.

«A veces estamos tristes a causa de nuestros pecados. No nos desanimemos: Cristo ha venido a liberarnos. Él es nuestra paz.» Papa Francisco.

Reflexión | Perdonar duele
Laudes
Visperas
Completas
Padre Sam responde preguntas | Orgullosamente católico (Ep. 9)
Rosario
Coronilla de la Divina Misericordia

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 231 de 365

1 Macabeos 9
Cantar de los Cantares 3
Lucas 9, 1-26

12-09-2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

«Ven Espíritu Santo, ven a sanar mi manera de reaccionar.
Para que frente a las agresiones reaccione con amor.
Para que frente a las burlas reaccione con comprensión.
Para que frente a las preocupaciones reaccione con la súplica.
Para que frente a los imprevistos reaccione con creatividad.
Para que frente a los fracasos reaccione con la esperanza.
Para que frente a los errores reaccione con constancia.
Para que frente a las desilusiones reaccione con confianza.
Para que frente a los problemas reaccione con paz.
Para que frente a los desafíos reaccione con coraje.
Para que frente a tu amor reaccione con alegría.
Ven Espíritu Santo.
Amén.»
✨🕊️✨

Evangelio

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 6, 43-49

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de las zarzas, ni se cortan uvas de los espinos.

El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón; y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón.

¿Por qué me dicen “Señor, Señor”, y no hacen lo que yo les digo? Les voy a decir a quién se parece el que viene a mí y escucha mis palabras y las pone en práctica. Se parece a un hombre, que al construir su casa, hizo una excavación profunda, para echar los cimientos sobre la roca. Vino la creciente y chocó el río contra aquella casa, pero no la pudo derribar, porque estaba sólidamente construida.

Pero el que no pone en práctica lo que escucha, se parece a un hombre que construyó su casa a flor de tierra, sin cimientos. Chocó el río contra ella e inmediatamente la derribó y quedó completamente destruida”.
Palabra del Señor.

—————————
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús nos pregunta hoy: «¿Por qué me dicen “Señor, Señor”, y no hacen lo que yo les digo?». Señor, Señor refleja una persona que está en relación con otra. Pero solo buscando su interés. Soló buscando agradar al Otro para conseguir un favor o un beneficio. Pero al mismo tiempo no hace lo que ese Otro le dice que haga. Porque eso que le está diciendo es para su bien, es para su salvación. Pero lo que le dice que haga, cuesta. Y por eso lo no cumple. Eso que dice el Señor que haga puede significar cambiar la manera de vivir. Puede significar el cambiar un comportamiento, puede significar renunciar a algo, puede significar una llamada a la santidad. Pero cuesta y por eso Jesús dice «y no hacen lo que yo les digo».

Un verdadero católico sigue a Jesús, carga la cruz. La que le toque ese día. Siendo autentico por dentro y por fuera. No cambia de máscaras dependiendo el ambiente en el que esté, sino que tiene una, la de hijo de Dios. El sacrificio verdadero está en el corazón, está en entregar la vida por amor a Cristo. La persona que pasa la vida con Cristo, va a sufrir como Él, pero será la persona más feliz del mundo. Porque estamos hecho para estar con Él. Esto es la eternidad, estar con Cristo. Conocer a Dios.

Hoy se celebra el Santísimo nombre de María. Pidámosle a María, que nos enseñe a seguir a Jesús como ella lo hizo. (Homilía de S.S. Francisco, 18 de septiembre de 2019).

Oraciones y reflexión (Padre Sam) Sábado 12 de septiembre del 2020

Reflexión | Tiramos a Dios a la basura
Laudes
Visperas
Completas
Rosario
Coronilla de la Divina Misericordia

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 230 de 365

1 Macabeos 7 – 8
Cantar de los Cantares 2
Lucas 8, 26-56

11-09-2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Viernes, 11 de septiembre, 2020

Jesús quería hacer ver a sus discípulos que no debían entristecerse por su partida, porque en realidad esa partida era un bien para ellos: «Les conviene que yo me vaya» (Juan 16,7). Porque es necesario que Jesús sea glorificado, que pase por la cruz para liberarnos del pecado y resucite llegando glorioso a la presencia del Padre, para poder enviarnos así al Espíritu Santo: «Si no me voy no vendrá a ustedes el Paráclito» (Juan 16,7).

Y la presencia interior del Espíritu Santo es una riqueza y un tesoro que los discípulos no podían ni siquiera imaginar; porque es el Espíritu el que derrama la gracia divina en los corazones y hace presente la vida de Jesús en lo íntimo de los creyentes. Pero el cuarto Evangelio describe la obra del Espíritu Santo de un modo extraño; dice que el Espíritu Santo convence a los creyentes «de un pecado, de una justicia, de una sentencia» (Juan 16,8). En definitiva esto significa que el Espíritu saca a luz el error del mundo que no da a Cristo su lugar y que se mueve con falsos valores que no son su mensaje de amor. Y toda la miseria que el mundo trata de ocultar y disfrazar sale a la luz en toda su negrura gracias a la acción del Espíritu en nuestros corazones. Así, el Espíritu Santo evita que nos dejemos engañar.

Evangelio del día

Padre Luis Maldonado

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 6, 39-42

En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.

¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
Palabra del Señor.

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Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Cómo somos los seres humanos que nos enfocamos en la paja que está en el ojo del de enfrente cuando nosotros tenemos una viga en el nuestro. Estamos siempre atentos cuando alguien falla o cuando alguien hace un error. Lo irónico es que nos ha pasado a nosotros, también, porque estamos hechos del mismo barro. Pero ¿cómo le vamos a ayudar si ni podemos ver porque tenemos una viga en nuestro ojo? Estamos peor nosotros que tenemos una viga entera en nuestro ojo que el otro con su paja. Es más, le vamos a hacer más daño si nos acercamos a quitarle la paja. Y no lo aceptamos. No aceptamos que hemos caído, que somos débiles, que solos no podemos, que necesitamos la Vida, que necesitamos la Fuerza. «¡Hipócrita!», dice Jesús. Cuánta humildad nos falta para aceptar la viga en nuestro ojo. ¿Nos podemos quitar la viga solos? ¿Podemos dejar los vicios que tenemos, los apegos, las tendencias que nos alejan de Dios? Acerquémonos a alguien que nos pueda ayudar, que ya no tenga una viga o una paja: principalmente acerquémonos a la confesión y la Eucaristía. Ahí es Él mismo el que nos va a quitar la viga y nos va a sanar.

Después podremos ayudar a aquel que tenga la paja en su ojo. O mejor aún, llevarlo a Jesús, sin pena, sin respeto humano, para que le quite la paja y así pueda entrar la Luz en su vida.

«Muchas veces, lo sabemos, es más fácil o más cómodo percibir y condenar los defectos y los pecados de los demás, sin darnos cuenta de los nuestros con la misma claridad. Siempre escondemos nuestros defectos, también a nosotros mismos; en cambio, es fácil ver los defectos de los demás. La tentación es ser indulgente con uno mismo ―manga ancha con uno mismo― y duro con los demás. Siempre es útil ayudar a otros con consejos sabios, pero mientras observamos y corregimos los defectos de nuestro prójimo, también debemos ser conscientes de que tenemos defectos. Si creo que no los tengo, no puedo condenar o corregir a los demás. Todos tenemos defectos: todos. Debemos ser conscientes de ello y, antes de condenar a los otros, mirar dentro de nosotros mismos. Así, podemos actuar de manera creíble, con humildad, dando testimonio de la caridad. ¿Cómo podemos entender si nuestro ojo está libre o si está obstaculizado por una viga? De nuevo es Jesús quien nos lo dice: “No hay árbol bueno que dé fruto malo, y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto”.»

(Homilía de S.S. Francisco, 3 de marzo de 2019).

Oraciones y reflexión (Padre Sam) Viernes 11 de septiembre del 2020

Reflexión | Búscate un espejo
Laudes
Visperas
Completas
¿Qué hacer con una imagen u objeto roto?
Rosario
Coronilla de la Divina Misericordia

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 229 de 36

1 Macabeos 6
Cantar de los Cantares 1
Lucas 8, 1-25