07-02-2021

*Los Cinco Minutos del Espíritu Santo*

Domingo, 7 de febrero, 2021

_»Ven Espíritu Santo, dame un corazón simple que sea capaz de darlo todo, pero dejándote a ti la gloria y el honor. _
_Sana ese desgaste que sufrí por haber pretendido complacer a todos. _
_Libérame de la ansiedad que me enferma, por querer lograr la aprobación de todos. _
_Quiero aceptar a Jesús como Señor de todo mi futuro y de todos mis planes. _
_Ven Espíritu Santo. Que todo suceda como te parezca mejor._
_Muéstrame interiormente que yo no soy un dios y que no puedo construir el futuro sólo con mi mente pequeña y limitada, con mis pobres fuerzas._
_Ayúdame a ver lo bello que es depender de ti, dejando cada cosa en tus manos. _
_En ti seré fuerte, Espíritu Santo. _
_Tú eres Dios. Tú me protegerás y en ti todo estará seguro y feliz._ _Aunque no se cumplan mis proyectos, tú me ayudarás a lograr lo que los demás necesitan de mí._
_Ven Espíritu Santo. No dejes que me llene de ansiedad detrás de proyectos obsesivos, porque nada de este mundo vale tanto, nada es absoluto. _
_Quiero trabajar bajo tu luz, sabiendo que comprendes mis errores, que yo no soy un ser divino, y que siempre puedo empezar de nuevo, sin ansiedades. _
_Porque tú tienes confianza en mí. _
_Ven Espíritu Santo. _
_Amén.»_

Padre Luis Maldonado

*Marcos 1,29-39.*

En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre, y enseguida le avisaron a Jesús. Él se acercó, y tomándola de la mano, la levantó. En ese momento se le quitó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando el sol se ponía, le llevaron a todos los enfermos y poseídos del demonio, y toda la gente se apiñó junto a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios, pero no dejó que los demonios hablaran, porque sabían quién era Él. De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús, se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar. Simón y sus compañeros lo fueron a buscar, y al encontrarlo, le dijeron: «Todos te andan buscando». Él les dijo: «Vámonos a los pueblos cercanos para predicar también allá el Evangelio, pues para eso he venido». Y recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando a los demonios». _Palabra del Señor._

*Reflexión Papa Francisco.*

Muchas veces escuchamos decir a las personas que no saben en quién confiar: «Confíate en las manos de Dios». Esto es bello porque allí estamos seguros: es la máxima seguridad, porque es la seguridad de nuestro Padre que nos quiere mucho. Las manos de Dios también nos curan de nuestras enfermedades espirituales.

Pensemos en las manos de Jesús, cuando tocaba a los enfermos y los curaba… son las manos de Dios: Nos curan. No me imagino a Dios dándonos una bofetada. No me lo imagino. Reprendiéndonos sí me lo imagino, porque lo hace. Pero nunca, nunca nos hiere. Nunca. Él nos acaricia. También cuando nos reprende lo hace con una caricia porque es Padre. «Las almas de los justos están en las manos de Dios».

Pensemos en las manos de Dios, que nos ha creado como un artesano, que nos ha dado la salud eterna. Son manos llagadas y nos acompañan en el camino de la vida.