Los cinco minutos del Espíritu Santo
Sábado, 31 de octubre, 2020
En el siglo noveno, el piadoso San Rabano Mauro escribió esta oración al Espíritu Santo. Es bueno reconocer que, aunque pasen los siglos, podemos seguir utilizando esas mismas palabras, porque expresan la sed del corazón humano:
«Ven Espíritu de Dios Creador
y visita el hogar de tus fieles.
Haz de su pecho un templo de gracia
con el don de tu presencia santa.
Tú, el amor que consuela a los hijos
como eterno regalo del Padre,
Caridad, fuente viva de gracia,
llama eterna de amor verdadero.
Que tu luz ilumine los ojos
y tu amor se derrame en el alma.
Sé mano vencedora en nuestras luchas,
y sendero que nos guíe los pasos.
Que tus hijos triunfen al mal
y que reine la paz en sus vidas.
Fortalece la fe del creyente
que ha nacido a la vida divina.
Demos gloria por siempre a Dios Padre
y a Jesús triunfador de la muerte,
y al Espíritu, vida del alma,
alabanza y honor para siempre.
Amén.»
✨🙏🏼✨
Padre Luis Maldonado
Evangelio de Lucas 14,1.7-11.
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: «Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: «Déjale el sitio», y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar. Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: «Amigo, acércate más», y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido». Palabra del Señor.
Reflexión del Papa Francisco.
Este es el camino de Jesús, no hay otro. Y no hay humildad sin humillación. Al recorrer hasta el final este camino, el Hijo de Dios tomó la condición de siervo. En efecto, humildad quiere decir también servicio, significa dejar espacio a Dios negándose a uno mismo, despojándose, como dice la Escritura. Esta, este vaciarse, es la humillación más grande.
Hay otra vía, contraria al camino de Cristo: la mundanidad. La mundanidad nos ofrece el camino de la vanidad, del orgullo, del éxito. Es la otra vía. El maligno se la propuso también a Jesús durante cuarenta días en el desierto. Pero Jesús la rechazó sin dudarlo. Y, con él, solo con su gracia, con su ayuda, también nosotros podemos vencer esta tentación de la vanidad, de la mundanidad, no solo en las grandes ocasiones, sino también en las circunstancias ordinarias de la vida.
Pensemos en la humillación de los que, por mantenerse fieles al Evangelio, son discriminados y sufren las consecuencias en su propia carne. Y pensemos en nuestros hermanos y hermanas perseguidos por ser cristianos, los mártires de hoy, hay tantos, no reniegan de Jesús y soportan con dignidad insultos y ultrajes. Lo siguen por su camino. Podemos hablar en verdad de una nube de testigos: los mártires de hoy.
Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 279 de 365
Isaías 49–50
Eclesiástico 4,1-19
Hebreos 6