
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Martes, 8 de septiembre, 2020
En Juan 14,21-26 leemos unas preciosas promesas que nos hablan de la intimidad de Dios en nuestros corazones. Los que aman a Dios se convierten en verdaderos templos de la presencia del Padre y de Jesús. Sólo esa presencia de amor hace posible cumplir de verdad los mandamientos, vivir lo que el Señor nos pide.
Pero luego aparece alguien más haciéndose presente en la intimidad de los creyentes: el Padre enviará el Espíritu Santo. Él es el que enseñará todo a los discípulos para que puedan comprender las enseñanzas de Jesús.
En realidad el Espíritu Santo no enseñará cosas que Jesús no haya dicho, sino que recordará y hará comprender en profundidad las palabras de Jesús.
Jesús sabe que los discípulos no pueden comprender todas sus palabras, pero les promete que cuando llegue el Espíritu Santo él les hará alcanzar la verdad completa (Juan 16,13). En realidad este texto dice «los conducirá en la Verdad completa».
Y como en el Evangelio de Juan la Verdad es el mismo Jesús, esto significa que el Espíritu Santo nos conduce dentro del misterio de Jesús para que podamos comprenderlo plenamente. No significa entonces que el Espíritu Santo nos da algo que Jesús no nos puede dar, o que nos enseña cosas que Jesús no nos enseñó. En realidad lo que él hace es recordarnos las enseñanzas de Jesús e introducirnos dentro del misterio de Jesús para que podamos comprender mejor sus palabras y amarlo más.
El Espíritu Santo nos lleva a Jesús, nos acerca más a él, nos hace entrar en él. Y en cada momento de nuestra vida él nos recuerda las palabras de Jesús para que iluminen nuestra existencia y nos permitan seguir el buen camino. Por eso Jesús dice que el Espíritu Santo «no hablará por su cuenta» (Juan 16,13).
En todo lo que el Espíritu Santo hace está dando gloria a Jesús, ya que lo que él comunica es lo que recibe de Jesús (v. 14), así como Jesús comparte todo con el Padre amado (v. 15).
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Padre Luis Maldonado
Santo Evangelio de hoy – Mateo 1,1-16.18-23.
Evangelio de hoy Lectura del Santo Evangelio de hoy martes 8 de septiembre (La Natividad de la Santísima Virgen María. La concepción virginal y el nacimiento de Jesús): «Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos. Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón; Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón. Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé; Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías. Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asaf; Asaf, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías. Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amós; Amós, padre de Josías; Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia. Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor. Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob. Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo». Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.» Palabra del Señor.
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Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.
«Jesús es el sol y María la aurora que anuncia su amor»
Sobre la lectura del Evangelio de hoy, vemos la historia de María, preguntémonos si dejamos que Dios camine con nosotros. No se asusten de las cosas grandes, pero tengan también en cuenta las pequeñas, porque esto es divino. Y así es Dios, está en las cosas grandes, pero también en las pequeñas.
El Señor que camina con Dios es también el Señor de la paciencia. La paciencia de Dios. La paciencia que ha tenido con todas estas generaciones. Con todas estas personas que han vivido su historia de gracia y de pecado. Dios es paciente.
Dios camina con nosotros, porque Él quiere que todos nosotros lleguemos a ser conformes a la imagen de su Hijo. Y desde el momento en que nos ha dado la libertad en la creación, no la independencia, hasta hoy sigue caminando.
Hoy estamos en la antecámara de esta historia: el nacimiento de la Virgen. Y pedimos en la oración que el Señor nos dé unidad para caminar juntos y paz en el corazón…
A través del Evangelio de hoy, podemos ver a la Virgen, pequeñita, santa, sin pecado, pura, elegida para convertirse en la Madre de Dios y también ver esa historia que está detrás, tan larga, de siglos, y preguntarnos:
«¿Cómo camino yo en mi historia? ¿Dejo que Dios camine conmigo? ¿Dejo que Él camine conmigo o quiero caminar solo? ¿Dejo que Él me acaricie, me ayude, me perdone, me lleve adelante para llegar al encuentro con Jesucristo?».
Este será el fin de nuestro camino: encontrarnos con el Señor. Esta pregunta nos hará bien hoy: «¿Dejo que Dios tenga paciencia conmigo?».
Y así, viendo esta historia grande y también esta pequeña localidad, podemos alabar al Señor y pedirle humildemente que nos dé la paz, esa paz del corazón que solo Él nos puede dar. Que solo nos da cuando dejamos que Él camine con nosotros.» (Homilía del Evangelio de hoy. Santa Marta, 08 de septiembre de 2014.)
Jesús es el sol, María es la aurora que preanuncia su salida. Anoche velamos encomendando a su intercesión nuestra oración por la paz en el mundo, especialmente en Siria y en todo Oriente Medio.
La invocamos ahora como Reina de la Paz. Reina de la Paz ruega por nosotros. Reina de la Paz ruega por nosotros» (Homilía del Evangelio de hoy. Santa Marta, 08 de septiembre de 2013.)
Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 226 de 365
1 Macabeos 3
Eclesiastés 10
Lucas 6,35-49