
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Lunes, 28 de septiembre, 2020
Cuando alguien está sereno y pacificado por dentro, es capaz de percibir la armonía que hay en el universo; pero si está inquieto y perturbado, todo lo que ve y escucha le parece fuera de lugar.
De hecho, cuando una persona está en armonía por dentro, cuando va al campo es capaz de gozar percibiendo la armonía que hay entre todos los sonidos que se escuchan al atardecer.
Los distintos pájaros, las vacas, el ruido del pasto y de las ramas que se mueven, algunas voces, y hasta los rumores de la carretera que se oyen lejanos. Todo produce una preciosa armonía.
Pero la persona que no está pacificada por dentro se siente molesta por esos sonidos. Quisiera un silencio absoluto, o desearía oír sólo algunos de esos sonidos, y no otros. Quiere que el mundo se adapte a sus pretensiones. Y no encuentra calma.
Por eso, tenemos que descubrir que lo más importante no es que el mundo cambie, sino que cambiemos nosotros. Pidamos al Espíritu que armonice nuestro interior, para que así podamos estar en armonía con la vida.
✨🕊️✨
Padre Luis Maldonado
Evangelio de hoy – Lucas 9,46-50.
En aquel tiempo, a los discípulos se les ocurrieron preguntarle a Jesús quién sería el más grande. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, tomó a un niño y acercándolo, les dijo: «El que recibe a este niño en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande». Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes». Palabra del Señor.
Reflexión
Los discípulos discutían acerca de quién era el más grande entre ellos: había una disputa interna, el afán de hacer carrera, ¡eh! Estos que son los primeros obispos tenían esa tentación de hacer carrera. «Eh, yo quiero llegar a ser más grande que tú…»
No es un buen ejemplo lo que hacían los primeros obispos, pero es la realidad. Y Jesús les enseña la verdadera actitud, la de los niños, la docilidad, la necesidad del consejo, la necesidad de la ayuda, porque el niño es, precisamente, el signo de la necesidad de ayuda, de docilidad para ir hacia adelante. Este es el camino. No quien es más grande.
Los que se acercan a la actitud de un niño están más cerca de la contemplación del Padre porque escuchan con el corazón abierto y dócil al ángel custodio.

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 246 de 365
Job 1–3
Sabiduría 6,12-16
Lucas 18,18-43