30-09-2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Miércoles, 30 de septiembre, 2020

Nosotros buscamos al Espíritu Santo, no solamente para vivir bien, sino también para santificarnos, para llegar a lo más alto de la vida espiritual. Ofrezcámonos al Espíritu Santo, hagamos una profunda consagración de nuestras vidas, para que él nos trasforme completamente. Expresemos este deseo con las palabras de Dom Vandeur:

«Espíritu Santo,
amor unitivo del Padre y del Hijo,
fuego sagrado que Jesucristo nuestro Señor trajo a la tierra,
para quemarnos a todos en la llama del eterno amor.
Te adoro, te bendigo,
y aspiro con toda el alma a darte gloria.
Con este fin, te hago esta ofrenda con todo mi ser,
cuerpo y alma, espíritu, corazón, voluntad,
fuerzas físicas y espirituales.
Me doy a ti y me entrego tan plenamente
como le sea posible a tu gracia,
a las acciones divinas y misericordiosas
de ese amor que eres tú, en la unidad del Padre y del Hijo.
Llama ardiente e infinita de la Santísima Trinidad,
deposita en mi alma la chispa de tu amor,
para que la llene hasta desbordar de ti mismo;
para que transformada por la acción de tu fuego en caridad viva,
pueda, con mi sacrificio, irradiar luz y calor
a todos los que se me acerquen.
Amén.»
✨🙏🏼✨

Evangelio del Día

Padre Luis Maldonado

Evangelio de Lucas 9,57-62.

En aquel tiempo, mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: «Te seguiré adonde vayas» Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza». Y dijo a otro: «Sígueme». Él respondió: «Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre». Pero Jesús le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios». Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos». Jesús le respondió: «El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios». Palabra del Señor.

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Reflexión.

Jesús no tiene hogar, porque su casa es la gente, somos nosotros, su misión es abrir a todos las puertas de Dios, ser la presencia amorosa de Dios.

(…) Seguir, acompañar a Cristo. Permanecer con Él, requiere un «salir». Salir de sí mismos, de un modo de vivir la fe algo rutinario, de la tentación de ensimismarse en los propios esquemas que terminan por cerrar el horizonte de la acción creadora de Dios.

Dios salió de sí mismo para venir en medio de nosotros, colocó su tienda entre nosotros para traer su misericordia que salva y da esperanza. También nosotros, si queremos seguirlo y permanecer con Él, no debemos contentarnos con permanecer en el recinto de las noventa y nueve ovejas, debemos «salir», buscar con Él a la oveja perdida, a la más lejana.

Esto nos recuerda: salir de nosotros, como Jesús, como Dios salió de sí mismo en Jesús y Jesús salió de sí mismo para todos nosotros.

Alguien podría decirme: «Pero Padre no tengo tiempo, tengo muchas cosas que hacer, es difícil», o «¿qué puedo hacer yo con mi poca fuerza, también con mi pecado, con tantas cosas?».

A menudo nos conformamos con algunas oraciones, con una misa dominical distraída e inconstante, con algún gesto de caridad, pero no tenemos esta valentía de «salir» para llevar a Cristo.

Completas
Visperas
Laudes

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 248 de 365

Job 8–10
Sabiduría 7,1-14
Lucas 19,28-48

https://www.youtube.com/watch?v=bGggUCFIyqs
Rezo del Laudes y Misa desde la basílica de Guadalupe 7:30 am
Misa desde Tierra Santa, Magdala