28-10-2020

*Los cinco minutos del Espíritu Santo*

_Miércoles, 28 de octubre, 2020_

Muchos, movidos por el Espíritu Santo, han dado la vida por grandes ideales. Algunos han dado la vida por Cristo. Pero si es posible entregar hasta la sangre soportando tormentos terribles, entonces es posible entregar mucho menos por Cristo y por los demás.

Realmente es posible soportar con paciencia, y hasta con el gozo del amor, las contradicciones y angustias de cada día. Es posible tolerar serenamente que nos critiquen, nos rechacen, nos olviden. ¿Por qué no?

Si otros pueden ser asesinados por ser fieles a su opción, y se entregan decididos, ¿por qué yo no puedo recibir burlas, contradicciones y rechazos como los sufrió Jesús? ¿Por qué yo tendré que estar libre de todo sufrimiento, límite o angustia? ¿Quién soy yo para pretender que no se me pida nada?

Ninguno de nosotros es el centro del universo ni tiene derecho a exigir que el mundo esté a su servicio o que su vida esté libre de toda dificultad. Ciertamente, eso es lo que proponen los engaños de la sociedad de consumo, pero no vale la pena vivir de engaños.

Invocando al Espíritu Santo para que nos haga más firmes por dentro, podemos lograr que las contrariedades de la existencia y las molestias de la vida en sociedad no nos derriben ni nos quiten el gozo de ser cristianos.
✨️✨

Padre Luis Maldonado

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 6, 12-19
Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa, de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Ser reconocido por quien soy o alabado por lo que hago es un deseo natural que tenemos. En algunas ocasiones, al finalizar algo, podemos tener el deseo de ser felicitados, de ser reconocidos por todos, pero en el caso de los apóstoles la cosa es algo diferente. En Evangelio de hoy podemos ver la paradoja de la misión del cristiano.
Hoy vemos como Cristo llama a sus apóstoles, solo doce de todos sus discípulos; solo doce son llamados a estar de un modo especial con el Señor y todos los demás lo saben, todos los demás, incluso, lo reconocen. Pero prácticamente de inmediato vemos en el Evangelio que Cristo baja del monte con todos y se detiene en el llano para estar con las personas, y encontramos frases que nos muestran que las personas solamente venían por Jesús, que solamente quería tocarlo a Él. Pareciera que ser recientemente nombrado como uno de los doce no tiene importancia o quizás es que nadie, realmente, reconoce lo importante de ser uno de los apóstoles.
Pero lo que vemos en realidad es el reflejo de lo que es ser un verdadero apóstol. Un verdadero apóstol no busca ser reconocido, no busca que las personas le vean y vayan hacia él; un verdadero apóstol solo hace lo que debe hacer para que las personas vean a Cristo, que vengan a él porque han oído hablar de Jesús, que vayan a la misa porque desean tocar a Cristo, no por mí, no por nosotros. La paradoja de la misión de cristiano es que solamente sé si mi trabajo va bien cuando los demás solamente ven a Cristo.
Aunque el deseo de ser reconocidos por lo que hacemos es natural en nosotros, no podemos dejar que nos aparte de nuestra misión, que es mostrar a Cristo. Seamos verdaderos apóstoles y mostremos al Señor; que nuestra misión solamente sea para mostrar el corazón de Cristo, que en nuestro día a día mostremos al Señor.

«No hemos estado en el Monte Tabor, no hemos visto con nuestros propios ojos el rostro de Jesús brillando como el sol. Sin embargo, a nosotros también se nos ha dado la Palabra de salvación, se nos ha dado fe y hemos experimentado la alegría de encontrarnos con Jesús de diferentes maneras. Jesús también nos dice: “Levantaos, no tengáis miedo”. En este mundo, marcado por el egoísmo y la codicia, la luz de Dios se oscurece por las preocupaciones de la vida cotidiana. A menudo decimos: no tengo tiempo para rezar, no puedo hacer un servicio en la parroquia, responder a las peticiones de los demás… Pero no debemos olvidar que el Bautismo que recibimos nos hizo testigos, no por nuestra capacidad, sino por el don del Espíritu.»
(Homilía de S.S. Francisco, 8 de marzo de 2020).

Evangelio del Día
Laudes
Visperas
Completas

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 276 de 365

Isaías 43–44
Eclesiástico 2,12-18
Hebreos 3