
*Los cinco minutos del Espíritu Santo*
_Martes, 17 de noviembre, 2020_
_“Ven Espíritu Santo, para que me apasionen los verdaderos valores de la vida y no me deje engañar por los falsos atractivos._
_Ven, para que reconozca que un acto de amor vale oro, y que un acto de puro egoísmo no es más que paja y basura._
_Ven, para que vea la luz cada vez que recuerde a Jesús, y reconozca las oscuridades de los falsos modelos, que sólo promueven el placer vacío y egoísta._
_Ven, para que recuerde que vale la pena entregarse generosamente, y que no vale la pena encerrarse en la melancolía y la vanidad._
_Ven, para que no olvide que mi vida no termina en esta tierra, y que estoy llamado a un Reino celestial, donde la felicidad no tendrá fin._
_Ven Espíritu Santo, para que gaste mis energías en cosas buenas, y no las desgaste en los falsos valores._
_Amén.”_
✨✨
Padre Luis Maldonado
*Evangelio de Lucas 19,1-10.*
En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Jericó, atravesaba la ciudad. Había allí un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los cobradores del impuesto y muy rico. Quería ver cómo era Jesús, pero no lo conseguía en medio de tanta gente, pues era de baja estatura. Entonces se adelantó corriendo y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por allí. Cuando llegó Jesús al lugar, miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja en seguida, pues hoy tengo que quedarme en tu casa». Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Entonces todos empezaron a criticar y a decir: «Se ha ido a casa de un rico que es un pecador». Pero Zaqueo dijo resueltamente a Jesús: «Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y a quien le haya exigido algo injustamente le devolveré cuatro veces más». Jesús, pues, dijo con respecto a él: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también este hombre es un hijo de Abraham. El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido». _Palabra del Señor_
*Reflexión del Evangelio*
El texto evangélico nos presenta a alguien que sintió la llamada de Jesús y le abrió sus puertas y le sentó a su mesa. Y no era el modelo reconocido de judío. Por el contrario, quien estaba al servicio del poder opresor, de los romanos: pecador público.
Para ese encuentro con Jesús, es imprescindible sentirse atraído por él. Al menos hacerse preguntas sobre él. Que no pase por nuestros caminos, por nuestra historia desapercibido. Y, aunque el discurrir de las circunstancias, otras preocupaciones puedan ocultarlo, como la gente a Zaqueo, porque somos cortos de estatura o de vista, buscar la atalaya desde donde podemos encontrarnos con su mirada. Un lugar distinto de aquel en el que el discurrir de personas y asuntos de cada día no nos permiten divisarle. Dicho al modo del texto evangélico, colocarnos donde Jesús ha de pasar. Verlo, por ejemplo, en el sencillo, el necesitado, en el orante sincero, en la celebración eucarística, en la escucha su palabra… No solo verlo, dejarse ver por él. El también mira, porque busca, quiere compartir mesa, que dice el texto del Apocalipsis de la primera lectura.
La presencia de Jesús es salvadora. No es un premio a quien la “merece”, responde a la búsqueda de quien no la “merece”, del pecador. De quien necesita salvación. Del pecador que intenta, como Zaqueo, superar su pecado, atendiendo, por ejemplo, al pobre.
Como resumen de las lecturas de la eucaristía de hoy, podíamos preguntarnos: ¿Nos gusta sentar a nuestra mesa a Dios, a Jesús; aunque nos reprenda, porque sabemos que la salvación está en él?

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 296 de 365
Jeremías 19 – 21
Eclesiástico 14, 1-14
Juan 3, 22-36