
Viernes, 20 de noviembre, 2020
Es cierto que el Espíritu Santo quiere hacer grandes cosas en nuestras vidas. Pero lo que cuenta no es la notoriedad, la fama o los éxitos llamativos. Cosas grandes significa que hagamos lo que Dios espera de nuestras vidas, aunque nadie descubra el valor que tienen esas cosas. Lo importante es que cada uno sea lo que debe ser, que ocupe el lugar que debe ocupar en el universo. Eso es grande. Veamos cómo lo decía Martin Luther King:
_“Si no puedes ser un pino sobre un monte, sé una hierba, pero sé la mejor hierba pequeña a la orilla del arroyo._
_Si no puedes ser un árbol, sé un arbusto. Si no puedes ser una autopista, sé un sendero. Si no puedes ser el sol, sé una estrella._
_Sé siempre lo mejor de eso que eres. Trata de descubrir el proyecto que estás llamado a realizar y dedícate con pasión a cumplirlo en la vida.”_
El Espíritu Santo puede ayudarnos a descubrir eso que debemos ser, y puede darnos la fuerza y la creatividad para que lo logremos de la mejor manera posible.
✨️✨
Padre Luis Maldonado
*Evangelio de Lucas 19,45-48.*
En aquel tiempo, cuando Jesús entró al Templo, se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Está escrito: Mi casa será una casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones». Y diariamente enseñaba en el Templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los más importantes del pueblo, buscaban la forma de matarlo. Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras». _Palabra del Señor._
*Reflexión Papa Francisco.*
Los explotadores, los especuladores del templo, explotan incluso el lugar sagrado de Dios para hacer negocios: cambian las monedas, venden los animales para el sacrificio, también entre ellos tienen como un sindicato para defenderse. Y esto no solo era tolerado, sino incluso permitido por los sacerdotes del templo. Son aquellos que hacen de la religión un negocio.
Jesús no ahorra sus palabras: «Mi casa será llamada casa de oración. Ustedes, en cambio, han hecho de ella una cueva de ladrones».
La gente que iba en peregrinación allí a pedir la bendición del Señor, a hacer un sacrificio: ¡allí, aquella gente era explotada! Los sacerdotes allí no enseñaban a rezar, no les daban la catequesis, era una cueva de ladrones. Paguen, entren, hacían ritos vacíos, sin piedad.
No sé si nos hará bien pensar si entre nosotros sucede algo de este tipo en algún lugar. No lo sé. Esto es utilizar las cosas de Dios para beneficio propio.
(…) Pídele al Señor que te ayude a hacer cosas buenas, pero con fe. Solo a una condición: cuando ustedes se pondrán a rezar pidiendo esto, si tienen algo contra alguien, perdonen. Es la única condición, para que también su Padre que está en los cielos les perdone a ustedes sus culpas.

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 299 de 365
Jeremías 25–26
Eclesiástico 16,1-14
Juan 5,1-24