
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Sábado, 24 de octubre, 2020
«Ven Espíritu Santo, para enseñarme a quererme como tú me quieres. Tú sabes que a veces me obsesiono por mi cuerpo, me angustio cuando descubro el paso de los años en mi piel, cuando percibo que el aspecto físico se va desgastando sin cesar, cuando reconozco que mi belleza es limitada y que algunos detalles de mi cuerpo no me agradan.
Ven Espíritu Santo, y enséñame a amar este cuerpo que has creado. Ayúdame a tratarlo con cariño y delicadeza, porque es obra de tu poder amoroso. No permitas que me obsesione por la belleza y por la salud, para que pueda amar este cuerpo tal como es, y reconozca que tiene un lugar en el universo, porque es una creatura tuya.
Pasa por mi cuerpo, Espíritu Santo, sánalo, restáuralo, serénalo. Cura todas las enfermedades que se han provocado por falta de amor, por exigirle demasiado, por tratarlo mal, por haberme llenado de tensiones, por todas las angustias que le han hecho daño.
Ven Espíritu Santo, pasa delicadamente por todo mi cuerpo, y llénalo de vida.
Amén.»
✨️✨
Padre Luis Maldonado
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 10, 11-16
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El Evangelio de hoy nos demuestra el amor de Jesucristo por sus ovejas. Él da la vida por ellas. Muchas veces podemos andar en el redil del Señor pero sin darnos cuenta de que debemos caminar, reposar y disfrutar su presencia. Pertenecemos al rebaño del Señor pero estamos, al mismo tiempo, llamados a darnos cuenta de que Él camina y está con nosotros y debemos estar atentos a seguirle.
Disfrutemos de la presencia del Buen Pastor en nuestras vidas, recordando que le pertenecemos ya que Él quiso rescatarnos y ponernos en su redil. Recordemos el momento en el cual nos llamó, los momentos difíciles que hemos pasado junto al pastor y, sobre todo, las grandes alegrías que hemos tenido en nuestra relación de oveja con su Buen Pastor. Ser oveja significa depender totalmente del cuidado y el afecto que recibe del Pastor.
«Estas diferentes voces resuenan dentro de nosotros. Está la voz de Dios, que habla amablemente a la conciencia, y está la voz tentadora que conduce al mal. ¿Cómo podemos reconocer la voz del buen Pastor de la del ladrón, cómo podemos distinguir la inspiración de Dios de la sugerencia del maligno? Uno puede aprender a diferenciar estas dos voces: hablan dos idiomas diferentes, es decir, tienen formas opuestas de llegar a nuestros corazones. Hablan diferentes idiomas. Así como sabemos distinguir un idioma de otro, también podemos distinguir la voz de Dios y la voz del Maligno. La voz de Dios nunca obliga: Dios se propone, no se impone. En cambio, la voz maligna seduce, asalta, fuerza: despierta ilusiones deslumbrantes, emociones tentadoras, pero pasajeras. Al principio halaga, nos hace creer que somos todopoderosos, pero luego nos deja vacíos por dentro y nos acusa: “No vales nada”. La voz de Dios, en cambio, nos corrige, con tanta paciencia, pero siempre nos anima, nos consuela: siempre alimenta la esperanza. La voz de Dios es una voz que tiene un horizonte; en cambio, la voz del maligno te pone contra la pared, te arrincona.»
(Regina Caeli de S.S. Francisco, 3 de mayo de 2020).

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 272 de 365
Isaías 34 – 36
2 Pedro 2