08-09-2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Martes, 8 de septiembre, 2020

En Juan 14,21-26 leemos unas preciosas promesas que nos hablan de la intimidad de Dios en nuestros corazones. Los que aman a Dios se convierten en verdaderos templos de la presencia del Padre y de Jesús. Sólo esa presencia de amor hace posible cumplir de verdad los mandamientos, vivir lo que el Señor nos pide.

Pero luego aparece alguien más haciéndose presente en la intimidad de los creyentes: el Padre enviará el Espíritu Santo. Él es el que enseñará todo a los discípulos para que puedan comprender las enseñanzas de Jesús.

En realidad el Espíritu Santo no enseñará cosas que Jesús no haya dicho, sino que recordará y hará comprender en profundidad las palabras de Jesús.

Jesús sabe que los discípulos no pueden comprender todas sus palabras, pero les promete que cuando llegue el Espíritu Santo él les hará alcanzar la verdad completa (Juan 16,13). En realidad este texto dice «los conducirá en la Verdad completa».

Y como en el Evangelio de Juan la Verdad es el mismo Jesús, esto significa que el Espíritu Santo nos conduce dentro del misterio de Jesús para que podamos comprenderlo plenamente. No significa entonces que el Espíritu Santo nos da algo que Jesús no nos puede dar, o que nos enseña cosas que Jesús no nos enseñó. En realidad lo que él hace es recordarnos las enseñanzas de Jesús e introducirnos dentro del misterio de Jesús para que podamos comprender mejor sus palabras y amarlo más.

El Espíritu Santo nos lleva a Jesús, nos acerca más a él, nos hace entrar en él. Y en cada momento de nuestra vida él nos recuerda las palabras de Jesús para que iluminen nuestra existencia y nos permitan seguir el buen camino. Por eso Jesús dice que el Espíritu Santo «no hablará por su cuenta» (Juan 16,13).

En todo lo que el Espíritu Santo hace está dando gloria a Jesús, ya que lo que él comunica es lo que recibe de Jesús (v. 14), así como Jesús comparte todo con el Padre amado (v. 15).
✨🕊️✨

Padre Luis Maldonado

Santo Evangelio de hoy – Mateo 1,1-16.18-23.

Evangelio de hoy Lectura del Santo Evangelio de hoy martes 8 de septiembre (La Natividad de la Santísima Virgen María. La concepción virginal y el nacimiento de Jesús): «Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos. Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón; Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón. Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé; Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías. Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asaf; Asaf, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías. Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amós; Amós, padre de Josías; Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia. Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor. Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob. Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo». Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.» Palabra del Señor.

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Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.

«Jesús es el sol y María la aurora que anuncia su amor»

Sobre la lectura del Evangelio de hoy, vemos la historia de María, preguntémonos si dejamos que Dios camine con nosotros. No se asusten de las cosas grandes, pero tengan también en cuenta las pequeñas, porque esto es divino. Y así es Dios, está en las cosas grandes, pero también en las pequeñas.

El Señor que camina con Dios es también el Señor de la paciencia. La paciencia de Dios. La paciencia que ha tenido con todas estas generaciones. Con todas estas personas que han vivido su historia de gracia y de pecado. Dios es paciente.

Dios camina con nosotros, porque Él quiere que todos nosotros lleguemos a ser conformes a la imagen de su Hijo. Y desde el momento en que nos ha dado la libertad en la creación, no la independencia, hasta hoy sigue caminando.

Hoy estamos en la antecámara de esta historia: el nacimiento de la Virgen. Y pedimos en la oración que el Señor nos dé unidad para caminar juntos y paz en el corazón…

A través del Evangelio de hoy, podemos ver a la Virgen, pequeñita, santa, sin pecado, pura, elegida para convertirse en la Madre de Dios y también ver esa historia que está detrás, tan larga, de siglos, y preguntarnos:

«¿Cómo camino yo en mi historia? ¿Dejo que Dios camine conmigo? ¿Dejo que Él camine conmigo o quiero caminar solo? ¿Dejo que Él me acaricie, me ayude, me perdone, me lleve adelante para llegar al encuentro con Jesucristo?».

Este será el fin de nuestro camino: encontrarnos con el Señor. Esta pregunta nos hará bien hoy: «¿Dejo que Dios tenga paciencia conmigo?».

Y así, viendo esta historia grande y también esta pequeña localidad, podemos alabar al Señor y pedirle humildemente que nos dé la paz, esa paz del corazón que solo Él nos puede dar. Que solo nos da cuando dejamos que Él camine con nosotros.» (Homilía del Evangelio de hoy. Santa Marta, 08 de septiembre de 2014.)

Jesús es el sol, María es la aurora que preanuncia su salida. Anoche velamos encomendando a su intercesión nuestra oración por la paz en el mundo, especialmente en Siria y en todo Oriente Medio.

La invocamos ahora como Reina de la Paz. Reina de la Paz ruega por nosotros. Reina de la Paz ruega por nosotros» (Homilía del Evangelio de hoy. Santa Marta, 08 de septiembre de 2013.)

Reflexión | ¿Por qué te recordarán?
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Día 226 de 365

1 Macabeos 3
Eclesiastés 10
Lucas 6,35-49

07-09-2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Lunes, 7 de septiembre, 2020

Es bueno dejar entrar al Espíritu Santo en toda nuestra vida. No para que nos ayude a descubrir qué debemos hacer o decir, sino también para que nos haga ver cuál es la mejor manera de hacerlo o de decirlo, cuál es el estilo y la modalidad que más nos conviene imprimirle a nuestros actos. Podemos pedirlo con las palabras del Cardenal Verdier:

«Espíritu Santo,
Amor del Padre y del Hijo,
Inspírame siempre lo que deba pensar;
lo que deba decir,
y cómo tenga que decirlo;
lo que deba callar;
lo que deba escribir;
lo que deba hacer,
y cómo tenga que hacerlo.
Para obtener tu gloria,
el bien de los demás
y mi propia santificación._
Amén.»
✨🙏🏼✨

Evangelio del Día

Padre Luis Maldonado

Santo Evangelio de hoy – Lucas 6,6-11.

Evangelio de hoy Lectura del Santo Evangelio de hoy lunes 7 de septiembre (La curación de un hombre en sábado):

“En aquel tiempo, en otro día sábado, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si curaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate y quédate de pie delante de todos». Él se levantó y permaneció de pie. Luego les dijo: «Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?» Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: «Extiende tu mano». Él la extendió y su mano quedó curada. Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.» Palabra del Señor.
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Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.

«Es tan feo ser un cristiano que vive en la hipocresía.»

Sobre la lectura del Evangelio de hoy, Jesús pregunta a los fariseos: «¿Está permitido curar en sábado o no?», pero ellos no responden. Y entonces Jesús toma de la mano al enfermo y lo cura. Los fariseos puestos ante la verdad, callaban, pero luego chismeaban a sus espaldas… buscaban la forma de que cayera.

Jesús reprende a esa gente que estaba tan apegada a la ley, que se había olvidado de la justicia, e incluso negaba la ayuda a los padres ancianos con el pretexto de haberlo dado todo como donativo para el Templo. Pero, a través de la lectura del Evangelio de hoy, ¿quién es más importante? ¿El cuarto mandamiento o el Templo?

Jesús nos toma de la mano y nos sana.

Jesús se acerca: la cercanía es la prueba de que vamos por el camino verdadero. Porque es precisamente el camino que Dios ha elegido para salvarnos: la cercanía. Él se acercó a nosotros, se hizo hombre.

La carne: la carne de Dios es el signo; la carne de Dios es el signo de la verdadera justicia. Dios que se hizo hombre como uno de nosotros, y nosotros que tenemos que hacernos como los otros, como los necesitados, como aquellos que necesitan nuestra ayuda.

La carne de Jesús, es el puente que nos acerca a Dios, no la letra de la ley: no. Por medio del Evangelio de hoy, podemos apreciar que, en la carne de Cristo, la ley tiene su cumplimiento pleno y es una carne que es capaz de sufrir, que ha dado su vida por nosotros.

Que estos ejemplos, este ejemplo de cercanía de Jesús, del amor, de la plenitud de la ley nos ayuden a no caer nunca en la hipocresía: nunca. Es tan feo ser un cristiano hipócrita. Tan feo. Que Dios nos salve de esto. (Homilía del Evangelio de hoy. Santa Marta, 31 de octubre de 2014.)

Oraciones y reflexión (Padre Sam) Lunes 07 de septiembre del 2020

Reflexión | Ni Jesús logró caerle bien a todos
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¿Un cabello en la Biblia me protege contra el coranovirus?
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Día 225 de 365

1 Macabeos 2
Eclesiastés 9
Lucas 6,1-34

06-09-2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Domingo, 6 de septiembre, 2020

A veces realizamos nuestras tareas por obligación, porque no tenemos otra salida, porque no hemos encontrado algo mejor. Entonces, simplemente toleramos lo que nos toca realizar.  

Otras veces comparamos nuestras tareas con las que realizan otras personas, y entonces nos parece que lo que hacemos tiene poco valor.

Eso nos hace daño, porque convierte nuestra actividad en un tiempo vacío, sin Espíritu; un tiempo que esperamos que pase, que soportamos. Es como si ese tiempo no nos sirviera para nada, y simplemente deseamos que se termine para poder hacer algo que valga la pena.

Pero no dejemos que ese tiempo pase en vano. Ya que nos toca hacer una tarea, hagámosla con ganas, ofreciéndola a Dios, encontrándole alguna belleza. Si no lo logramos, pidámosle al Espíritu Santo que se haga presente en medio de ese trabajo, y nos ayude a vivirlo como un servicio. Hay miles de maneras de servir a Dios y a los demás. Ese trabajo también es un servicio, y el Espíritu Santo puede ayudarnos a que nos sintamos agradecidos porque podemos prestar ese servicio, porque podemos hacer algo con nuestro cuerpo y con nuestras capacidades. 

Clamemos al Espíritu Santo, para que nos regale esa alegría de servir con nuestras humildes tareas.

Padre Luis Maldonado

Santo Evangelio de hoy – Mateo 18,15-20.

Evangelio de hoy Lectura del Santo Evangelio de hoy domingo 6 de septiembre (Dios siempre está entre nosotros cuando nos reunimos en su Nombre):

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano. Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo. Yo les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos.» Palabra del Señor.
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Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.

«Don dos o tres se reúnen en el nombre de Jesús, allí está Dios.»

Sobre la lectura del Evangelio de hoy, les exhorto a cuidarse con amor los unos a los otros, en particular a los más débiles. (…) es un camino exigente, a lo largo del cual un hermano o una hermana pueden encontrar dificultades imprevistas.

En estos casos ejercitar la paciencia y la misericordia por parte de la comunidad es signo de madurez en la fe. No se debe forzar la libertad de cada uno, y hay que respetar también la eventual elección de quien decidiera buscar, fuera del Camino, otras formas de vida cristiana que le ayuden a crecer en su respuesta a la llamada del Señor.

A través de la lectura del Evangelio de hoy, queridas familias, queridos hermanos y hermanas, os aliento a llevar el Evangelio de Jesucristo a todas partes, incluso a los ambientes más descristianizados, especialmente a las periferias existenciales.

Evangelizad con amor, llevad a todos el amor de Dios. Decid a quienes encontraréis en los caminos de vuestra misión que Dios ama al hombre así como es, incluso con sus límites, con sus errores, también con sus pecados. Por esto envió a su Hijo, para que Él cargara sobre sí nuestros pecados. Sed mensajeros y testigos de la infinita bondad y de la inagotable misericordia del Padre (Homilía del Evangelio de hoy. Santa Marta, 1 de febrero de 2014.)

Reflexión | Corregir no es criticar
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Día 224 de 365

1 Macabeos 1
Eclesiastés 8
Lucas 5, 27-39

05-09-2020

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Los Cinco Minutos del Espíritu Santo

Sábado, 5 de septiembre, 2020

Hay una forma de alcanzar una inmensa paz: consagrarse al Espíritu Santo y aceptar que haga lo que quiera, que nos lleve donde quiera, que disponga de nuestra vida como le parezca. En realidad, eso será lo mejor para nosotros.

Esto no significa que el Espíritu Santo nos enviará sufrimientos. De ninguna manera. Pero, si él permite que nos sucedan cosas propias de la vida, él hará que eso sea para nuestro bien. Intentemos rezar con el corazón esta oración del Cardenal Mercier:

«Espíritu Santo,
alma de mi alma, yo te adoro.
Ilumíname,
guíame,
fortaléceme,
consuélame,
inspírame lo que debo hacer.
Te pido que dispongas de mí,
porque prometo obedecerte
y aceptar todo lo que permitas que me suceda.
Sólo hazme conocer tu voluntad.
Amén.»
✨🙏🏼✨

Padre Luis Maldonado

Santo Evangelio de hoy – Lucas 6,1-5.

Evangelio de hoy Lectura del Santo Evangelio de hoy sábado 5 de septiembre (El Hijo del hombre es el Señor del sábado):

“Un sábado, en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, las comían. Algunos fariseos les dijeron: «¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido en sábado?.» Jesús les respondió: «¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y, tomando los panes de la ofrenda, que solo pueden comer los sacerdotes, comió él y dio de comer a sus compañeros?» Después les dijo: El Hijo del hombre es dueño del sábado.» Palabra del Señor.

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Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.

«Los 4 tipos de cristianos que hacen daño a la Iglesia.»

Sobre la lectura del Evangelio de hoy, Jesús se presenta como algo más respecto a ayer y dice: Yo soy el Señor, el Señor también del sábado. Jesús es el centro, es el Señor. Jesús es el Señor en cuanto que es Quien tiene el poder, la gloria, quien tiene la victoria. Es el único Señor.

(…) Jesús es el centro que nos regenera y nos funda en la fe. En cambio los fariseos ponían en el centro de su religiosidad muchos mandamientos.

Y en el Evangelio de hoy, Jesús dice de ellos: Imponen cargas en la espalda de la gente. Si no está Jesús en el centro, hay otras cosas. Y en el día de hoy encontramos a muchos cristianos sin Cristo, sin Jesús. Por ejemplo:

  1. Los que tienen la enfermedad de los fariseos y son cristianos que ponen su fe y su religiosidad, su cristiandad, en muchos mandamientos: Ah, debo hacer esto, debo hacer lo otro. Cristianos de actitudes, o sea, que hacen cosas porque se tienen que hacer, pero en realidad no saben por qué lo hacen.
  2. Los que buscan solo devociones, muchas devociones, pero Jesús no está. Y entonces te falta algo, hermano. Te falta Jesús. Si tus devociones te llevan a Jesús, entonces bien. Pero si te quedas ahí, entonces algo no marcha.
  3. Los que buscan cosas un poco raras, un poco especiales, los que van detrás de las revelaciones privadas, mientras que la Revelación se concluyó con el Nuevo Testamento. Estos cristianos tienen el deseo de ir al espectáculo de la revelación, a oír cosas nuevas. Pero toma el Evangelio.
  4. Los que se perfuman el alma, pero no tienen virtudes porque no tienen a Jesús.

¿Cuál es entonces la regla para ser cristiano con Cristo? ¿Y cuál es el signo de que una persona es un cristiano con Cristo? Se trata de una regla muy sencilla: es válido solo lo que te lleva a Jesús, y solo es válido lo que viene de Jesús.

Jesús es el centro, el Señor, como Él mismo dice. Así que si algo lleva o viene de Jesús, ve adelante, pero si no viene o no lleva a Jesús, entonces es un poco peligroso. (Homilía del Evangelio de hoy. Santa Marta, 07 de septiembre de 2013.)

Reflexión | Sólo el amor convence
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Vísperas
Completas
Respondiendo preguntas | Orgullosamente católico (Ep. 5)
Rosario
Coronilla de la Divina Misericordia

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Día 222 de 365

Ester 9–10
Eclesiastés 7
Lucas 5,1-26

04-09-2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Viernes, 4 de septiembre, 2020

Recordemos que la mejor manera de prepararnos para el futuro es vivir bien el presente. No sabremos amar en el futuro si hoy no amamos, a estas personas concretas, en estas circunstancias que nos tocan vivir. No seremos personas alegres mañana si no intentamos encontrar hoy, aunque sea una pizca de alegría, en este momento que nos toca vivir. No sabremos disfrutar mañana, si hoy al menos no hacemos lo posible para gozar de las pequeñas cosas.

Que el futuro no nos encuentre vacíos. Para eso, hay que detenerse a invocar al Espíritu Santo pidiéndole que venga a derramar cosas buenas en la vida que estamos viviendo ahora. De esa manera, si ahora aprendemos a vivir un poco mejor, eso nos hará fuertes y nos preparará para vivir un futuro más bello y lleno de cosas buenas.

Con el Espíritu Santo podemos preparar el futuro viviendo con ganas este día.
✨🕊️✨

Santo Evangelio de hoy – Lucas 5,33-39.

Evangelio de hoy Lectura del Santo Evangelio de hoy viernes 4 de septiembre (No se pone el vino nuevo en odres viejos):

“En aquel tiempo, los escribas y fariseos dijeron a Jesús: «Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben». Jesús les contestó: «¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar». Les hizo además esta comparación: «Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. A vino nuevo, odres nuevos. Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor.» Palabra del Señor.

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Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.

«Déjate renovar el corazón por la fuerza del Espíritu Santo.»

A través de la lectura del Evangelio de hoy, vemos que, ser cristiano, significa dejarse renovar por Jesús en esta nueva vida. Yo soy un buen cristiano, cada domingo, de 11 a mediodía voy a Misa, y hago esto, y hago lo otro… Como si se tratara de una colección.

Pero la vida cristiana no es un collage de cosas. Es una totalidad armónica, armoniosa, y la hace el Espíritu Santo. Lo renueva todo: renueva nuestros corazones, nuestras vidas y nos hace vivir en un estilo diferente, pero en un estilo que llena toda la vida.

No se puede ser cristiano en pedazos, a tiempo parcial. El cristiano a tiempo parcial, no va. Todo, la totalidad, a tiempo completo. Esta renovación la hace el Espíritu. Ser cristiano, al final, no significa hacer cosas, sino dejarse renovar por el Espíritu Santo, o, usando las palabras de Jesús, convertirse en vino nuevo.

El Evangelio de hoy es una novedad, pero en la misma ley que está en la historia de la Salvación. Y esta novedad va más allá de nosotros nos renueva y renueva las estructuras. Por eso Jesús dice que para el vino nuevo se necesitan odres nuevos.

En la vida cristiana, y también en la vida de la Iglesia, hay estructuras antiguas, estructuras caducas: ¡es necesario renovarlas! Y la Iglesia siempre ha estado atenta a esto, a través del diálogo, con las culturas …Siempre se deja renovar de acuerdo con los lugares, los tiempos y las personas. ¡Esto siempre lo ha hecho la Iglesia!

(…) El cristiano es un hombre libre con esa libertad que nos da Jesús, no es esclavo de hábitos, de estructuras, lo lleva adelante el Espíritu Santo. Aquel día de Pentecostés con los discípulos allí estaba la Virgen: Y dónde está la madre, los niños están a salvos. Todos.

Pidamos la gracia de no tener miedo a la novedad del Evangelio, de no tener miedo a la renovación que hace el Espíritu Santo, no tener miedo de dejar caer las estructuras obsoletas que nos aprisionan. Si tenemos miedo, sabemos que está con nosotros la Madre y como los niños con un poco de miedo, vamos hacia Ella y Ella nos custodia con su manto, con su protección de madre. Así sea. (Homilía del Evangelio de hoy. Santa Marta, 06 de julio de 2013.)

Reflexión | Lugares equivocados
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Día 222 de 365

Ester 6–8
Eclesiastés 6
Lucas 4,31-44

03-09-2020

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Los cinco minutos del Espíritu Santo

Jueves, 3 de septiembre, 2020

El futuro a veces nos despierta mucha inseguridad. No sabemos qué será de nosotros el día de mañana, y a veces nos imaginamos encerrados en un asilo de ancianos, en un lugar oscuro y desagradable. O pensamos en la posibilidad de enfermarnos gravemente y que los demás no nos cuiden, y terminar abandonados.

Estos y otros pensamientos a veces tiñen el futuro de tristeza o de inquietud.

Pero tenemos que creer en la Palabra de Dios, donde él amablemente nos dice: «No te dejaré ni te abandonaré» (Hebreos 13,5), y nos recuerda que «nada podrá separarnos del amor de Dios» (Romanos 8,39).

Si creemos en esas promesas, podemos saber con seguridad que el Espíritu Santo estará de verdad con nosotros, en toda circunstancia. Por eso, no importa tanto cómo será nuestro futuro ni lo que nos sucederá. Es más importante sentirnos seguros sabiendo que no estaremos solos. De eso podemos tener certeza.
✨🕊️✨

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Padre Luis Maldonado

Santo Evangelio de hoy – Lucas 5,1-11.

Evangelio de hoy Lectura del Santo Evangelio de hoy jueves 3 de septiembre (La Pesca milagrosa):

“En aquel tiempo, una multitud se amontonó alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Navega mar adentro, y echen las redes». Simón le respondió: «Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes». Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: «Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador». El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: «No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres». Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.» Palabra del Señor.

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Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.

«Reconocer los propios pecados te lleva al encuentro con Dios.»

Sobre la lectura del Evangelio de hoy, vemos que Pedro experimenta el encuentro con Cristo viendo su propio pecado: ve la fuerza de Jesús y se ve a sí mismo. Se inclina a sus pies diciendo: «Señor, aléjate de mí, porque soy un pecador». En este encuentro entre Cristo y mis pecados está la salvación

El lugar privilegiado para el encuentro con Jesucristo son los propios pecados. Si un cristiano no es capaz de sentirse precisamente pecador y salvado por la sangre de Cristo, de este Crucificado, es un cristiano a mitad de camino, es un cristiano tibio.

Cuando nosotros encontramos Iglesias decadentes, cuando encontramos parroquias decadentes, instituciones decadentes, seguramente los cristianos que están allí no han encontrado jamás a Jesucristo o se han olvidado de aquel encuentro con Jesucristo.

La fuerza de la vida cristiana y la fuerza de la Palabra de Dios está precisamente en aquel momento donde yo, pecador, encuentro a Jesucristo y aquel encuentro da un vuelco a la vida, cambia la vida. Y te da la fuerza para anunciar la salvación a los demás. A través de las palabras del Evangelio de hoy, debemos preguntarnos también nosotros:

«¿Soy capaz de decir al Señor:Soy pecador?.» No en teoría, ¿sino confesando el pecado concreto?.
¿Soy capaz de creer que precisamente Él, con su Sangre, me ha salvado del pecado y me ha dado una vida nueva?
¿Tengo confianza en Cristo?.
¿De qué cosas puede jactarse un cristiano? De dos cosas: de los propios pecados y de Cristo crucificado. (Reflexión del Evangelio de hoy. Ángelus, 04 de septiembre de 2014.)

Oraciones y reflexión (Padre Sam) Jueves 03 de septiembre del 2020

Reflexión | No te rindas
Laudes
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¿Por qué veneramos a María? | Orgullosamente católico (Ep. 4)
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Día 221 de 365

Ester 3–5
Eclesiastés 5
Lucas 4,1-30

02-09-2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Miércoles, 2 de Septiembre, 2020

El Espíritu Santo no espera que nos obsesionemos buscando la perfección. Por eso dice la Biblia: «No quieras ser demasiado perfecto ni busques ser demasiado sabio. ¿Para qué destruirte?» (Eclesiastés 7,16).

No tienes por qué ser perfecto en todo, ni hacerlo todo bien, ni hacerlo todo ahora. Suelta ese falso ideal. Porque estás llamado a ser feliz en lo que haces, no a destruirte haciendo cosas. La base de todo cambio está en aceptarse serenamente a uno mismo. Eso brinda una calma interior para descubrir los pequeños pasos que podemos dar sin destruirnos. No conviene dar lugar a los reproches interiores que terminan bloqueando todo posible crecimiento. Porque no es cierto que si no cambias ese defecto, no sirves para nada. Ese cambio puede ser importante, pero mientras no lo logres hay muchas cosas bellas que puedes hacer. Tampoco es cierto que nunca vas a cambiar. El cambio llegará en el momento justo. Pero si te desprecias y te lastimas no te preparas para recibirlo.

Vivir culpándose a uno mismo no sirve para nada, no nos estimula ni nos ayuda a cambiar. El Espíritu Santo no quiere sentimientos de culpa sino buenos deseos. Por eso es tan importante mirarse a sí mismos con el amor compasivo y paciente del Señor, perdonarse, y liberarse de esos ideales de perfección que provocan permanentes sentimientos de culpabilidad y de inferioridad. Pidamos al Espíritu Santo que destruya esos sentimientos inútiles.
✨🕊️✨

Padre Luis Maldonado

Santo Evangelio de hoy – Lucas 4,38-44.

Evangelio de hoy Lectura del Santo Evangelio de hoy miércoles 2 de septiembre (Jesús sana y expulsa demonios donde iba):
«En aquel tiempo, cuando Jesús salió de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos. Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. De muchos salían demonios, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!» Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías. Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos. Pero él les dijo: «También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado». Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea.» Palabra del Señor.
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Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.

«Jesús salva, sana, cura, consuela. Es el gran médico de almas.»

Sobre la lectura del Evangelio de hoy, observamos que Jesús, una vez entrado en la casa de Simón Pedro, ve que su suegra está en cama con la fiebre; inmediatamente le toma la mano, la cura y la hace levantar.

Luego del ocaso, cuando terminado el sábado la gente puede salir y llevarle a los enfermos, sana a una multitud de personas afectadas por las enfermedades de todo tipo: físicas, psíquicas y espirituales.

En el Evangelio de hoy, nos damos cuenta de que, Jesús ha venido al mundo para anunciar y salvar a cada hombre. Y a todos los hombres muestra una particular predilección por aquellos que están heridos en el cuerpo y en el espíritu: los pobres, los pecadores, los endemoniados, enfermos y marginados, revelándose médico de almas y cuerpo, buen Samaritano del hombre». Es el verdadero Salvador: Jesús salva, Jesús cura, Jesús sana.

Tal realidad de la curación de los enfermos por parte de Cristo nos invita a reflexionar sobre el sentido y el valor de la enfermedad.

(…) Jesús, enviando en misión a sus discípulos, les confiere un doble mandato: anunciar el Evangelio de la salvación y curar a los enfermos (Cfr. Mateo 10,7-8.) Fiel a esta enseñanza, la Iglesia siempre ha considerado la asistencia a los enfermos parte integrante de su misión.

«Los pobres y los enfermos estarán siempre con ustedes», enseña Jesús, (Cfr. Mateo 26,11) y la Iglesia continuamente los encuentra por su camino, considerando a las personas enfermas como un camino privilegiado para encontrar a Cristo, para acogerlo y para servirlo. Curar a un enfermo, acogerlo, servirlo, es servir a Cristo: el enfermo es la carne de Cristo.

(…) A través del mensaje del Evangelio de hoy, precisamos que, cada uno de nosotros, está llamado a llevar la luz de la Palabra de Dios y la fuerza de la gracia a aquellos que sufren y a cuantos los asisten, familiares, médicos, enfermeros, para que el servicio al enfermo se cumpla cada vez con más humanidad, con dedicación generosa, con amor evangélico, con ternura.

Recemos a María, «Salud de los enfermos», para que toda persona en la enfermedad pueda experimentar, gracias a la atención de quien le está cerca, la potencia del amor de Dios y la consolación de su ternura materna. (Reflexión del Evangelio de hoy. Ángelus, 08 de febrero de 2015.)

Oraciones y reflexión (Padre Sam) Miércoless 02 de septiembre del 2020

Reflexión | ¿Qué haces al salir de la iglesia?
Laudes
Visperas
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Rosario
Coronilla de la Divina Misericordia:

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 220 de 365

Esther 1 – 2
Eclesiastés 4
Lucas 3, 15-38

01-09-2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Martes, 1 de Septiembre, 2020

«Ven Espíritu Santo, como caricia que calma.
Muchas cosas se rebelan dentro de mí cada día, cosas que me molestan, que me inquietan, que me resienten.
A veces mi interior se perturba por cosas que no son tan importantes, y me lleno inútilmente de una inquietud que me hace daño.
Ven Espíritu Santo, y acaríciame por dentro. Pasa por esos sentimientos que se sublevan, y cálmalos con tu caricia santa.
Pasa por mi cuerpo lleno de tensiones, y serénalo con tu caricia suave.
Pasa por mi piel que se resiste a tantas cosas, y apacíguala con tu caricia tierna. Pasa por mi corazón que se trastorna, y aquiétalo con tu caricia tibia.
Pasa por mis pensamientos que se alborotan, y tranquilízalos con tu caricia delicada.
Pasa por mis afectos que me queman, y apágalos con tu caricia fresca.
Ven Espíritu Santo, acaricia lentamente todo mi ser, y con esa caricia divina pacifica, sosiega, aplaca, suaviza.
Ven Espíritu Santo.
Amén.»
✨🙏🏼✨

Padre Luis Maldonado

*Evangelio del día *(para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 4, 31-37
En aquel tiempo, Jesús fue a Carfanaúm, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Todos estaban asombrados de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad.

Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo y se puso a gritar muy fuerte: “¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has Venido a destruirnos? Sé que tú eres el Santo de Dios”.
Pero Jesús le ordenó: “Cállate y sal de ese hombre”. Entonces el demonio tiró al hombre por tierra, en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se espantaron y se decían unos a otros: “¿Qué tendrá su palabra? Porque da órdenes con autoridad y fuerza a los espíritus inmundos y éstos se salen”. Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy puede ser un buen día para hacerle esta pregunta a Jesús. ¿Por qué quieres entrar a mi vida? ¿Cuál es tu intención? Dejemos que Jesús responda. Escuchemos su voz: «He venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia» (Jn 10,10).
Hoy Jesús quiere que experimentes su gran amor por ti. ¿Tienes algo que pedirle? ¿Quieres que te libere de algún pecado? ¿Hay algo que quieres poner en sus manos? Puedes confiar en Él. Jesús «da órdenes con autoridad y fuerza a los espíritus inmundos.»
Jesús, mi fiel amigo, en ti confío.

«Porque un Dios cercano y cotidiano, un Dios amigo y hermano nos pide aprender de cercanías, de cotidianeidad y sobre todo de fraternidad. Él no quiso tener una manifestación angelical o espectacular, sino quiso regalarnos un rostro hermano y amigo, concreto, familiar. Dios es real porque el amor es real, Dios es concreto porque el amor es concreto. Y es precisamente esta “concreción del amor lo que constituye uno de los elementos esenciales de la vida de los cristianos” Nosotros también podemos correr los mismos riesgos que los vecinos de Nazaret, cuando en nuestras comunidades el Evangelio se quiere hacer vida concreta y comenzamos a decir: “pero estos chicos, ¿no son hijos de María, José, no son hermanos de… son parientes de…? Estos, ¿no son los jovencitos que nosotros ayudamos a crecer…? Que se calle la boca, ¿cómo le vamos a creer? Ese de allá, ¿no era el que siempre rompía los vidrios con su pelota?”. Y lo que nació para ser profecía y anuncio del Reino de Dios termina domesticado y empobrecido. Querer domesticar la Palabra de Dios es tentación de todos los días.»
(Homilía de S.S. Francisco, 27 de enero de 2019).


Oraciones y reflexión
(Padre Sam) Martes 01 de septiembre del 2020:
https://youtu.be/2V9kbh9wkZI
Reflexión | Una fe teórica
Laudes
Visperas
Completas
¿Cual es la iglesia que fundó Cristo | Orgullosamente católico (Ep. 3)
Rosario
Coronilla de la Divina Misericordia

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 219 de 365

Judit 15–16
Eclesiastés 3
Lucas 3,1-14

31-08-2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Lunes, 31 de agosto, 2020

La persona llena del Espíritu Santo es verdaderamente generosa, y por eso reacciona con generosidad cada vez que alguien la necesita. No tiene que estar motivándose o preparándose para poder hacer una obra buena. Le sale del corazón.

Cuando tenemos una amistad más o menos profunda con alguien, siempre tendremos que dar algo. Y a veces, cuando estamos buscando un poco de tranquilidad, se acerca alguien que necesita de nuestra ayuda. Pero si tenemos un falso ideal de felicidad, viviremos sintiendo a los demás como ladrones que nos roban nuestro tiempo y nuestras cosas, escaparemos de ellos, o simplemente los soportaremos con una cuota de nerviosismo disimulado.

Pero alguien resentido o egoísta, que busque a Dios para liberarse de las molestias de los demás, no sería un verdadero místico. Sería sólo un terrible ególatra o un enfermo que usa a Dios para disimular su incapacidad de amar.

Si alguna vez hemos amado de verdad a alguien, sabemos que el amor vale la pena; si algún día hemos sido verdaderamente generosos, sabemos que eso nos hace felices. Un corazón generoso vive mejor. Pero como el amor no se fabrica ni se inventa con las capacidades humanas, hay que pedirlo como un regalo sublime del Espíritu Santo.

“¡Ven Espíritu Santo, y enséñame a amar!”.
✨🙏🏼✨

Padre Luis Maldonado

Santo Evangelio de hoy – Lucas 4,16-30.

Evangelio de hoy Lectura del Santo Evangelio de hoy lunes 31 de agosto (Enseñanza de Jesús en Nazaret):
En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor» Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír». Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es este el hijo de José?» Pero él les respondió: «Sin duda ustedes me citarán el refrán: «Médico, cúrate a ti mismo». Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún». Después agregó: «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra» Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino el sirio». Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.» Palabra del Señor.

Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.

«Si quieres tener un encuentro con Dios mantente humilde».

Sobre la lectura del Evangelio de hoy, vemos que los leprosos y las viudas en aquel tiempo eran marginados. Y sin embargo, estos dos marginados, acogiendo a los profetas, fueron salvados.

En cambio, los nazarenos no aceptan a Jesús porque estaban tan seguros en su fe, tan seguros en su observancia de los mandamientos, que no tenían necesidad de otra salvación.

Es el drama de la observancia de los mandamientos sin fe: «Yo me salvo solo, porque voy a la sinagoga todos los sábados, trato de obedecer a los mandamientos, pero que este no venga a decirme que eran mejor que yo aquel leproso y aquella viuda». Esos eran marginados. Y en el Evangelio de hoy, Jesús nos dice: «Pero, mira, si tú no te marginas, no te sientes en el margen, no tendrás salvación.»

Esta es la humildad, el camino de la humildad: sentirse tan marginados que tenemos necesidad de la salvación del Señor. Solo Él salva, no nuestra observancia de los preceptos. Y esto no gustó, se enojaron y querían matarlo.

(…) Es este el mensaje del Evangelio de hoy, si queremos ser salvados, debemos elegir el camino de la humildad.

María en su Cántico no dice que está contenta porque Dios ha mirado su virginidad, su bondad y su dulzura, tantas virtudes que ella tenía. No. Si no porque el Señor ha mirado la humildad de su sierva, su pequeñez, su humildad. Es lo que mira el Señor. Y debemos aprender esta sabiduría de marginarnos, para que el Señor nos encuentre…

La humildad cristiana no es la virtud de decir: «Pero, yo no sirvo para nada» y esconder la soberbia allí, no, no. La humildad cristiana es decir la verdad: «Soy pecador, soy pecadora». Decir la verdad: es esta nuestra verdad. (Homilía del Evangelio de hoy. Santa Marta, 25 de marzo de 2015.)

Oraciones y reflexión (Padre Sam) Lunes 31 de agosto del 2020:

https://youtu.be/EQ99tCNTKtA
Reflexión | Ataques en la iglesia
Laudes
Visperas
Completas
Rosario
Coronilla de la Divina Misericordia

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 218 de 365

Judit 12–14
Eclesiastés 2
Lucas 2,36-52

30-08-2020

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🔥LOS CINCO MINUTOS DEL ESPÍRITU SANTO🔥

🕊️

“Ven Espíritu Santo. Tu amor me contiene y me eleva.Pero muchas veces las preocupaciones de la vida me tiran abajo, como si no tuviera tu amor. Y algunas veces me dejo llevar por la angustia cuando los problemas no son tan grandes.Dame un corazón más agradecido, para que pueda vivir con más optimismo, sin dejar que se me amargue el alma por las cosas que me pasan. Porque siempre, en medio de los problemas, hay muchos regalos de tu amor.Ayúdame a descubrirlos, Espíritu que sostienes mi vida.Ven Espíritu Santo, una vez más quiero dejar ante ti todo lo que me preocupa, y confiar en tu ayuda.Te entrego mi salud, mi hogar, mis tareas, mis proyectos. Quiero que te hagas presente en todos los momentos, que me protejas, y que lleves todo a un buen puerto.Y te agradezco, Espíritu de amor, por todo lo que me has dado. Por el aire, las personas que me ayudan y me alientan, el corazón que late, la sangre, la piel, las sensaciones agradables, y tantas simples cosas que llenan cada día de mi vida.Gracias, Espíritu Santo.Amén”.

Padre Luis Maldonado

Santo Evangelio de hoy – Mateo 16,21-27.

Evangelio de hoy Lectura del Santo Evangelio de hoy domingo 30 de agosto (El que quiera salvar su vida la perderá):

En aquel tiempo, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: «Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá». Pero él, dándose vuelta, dijo a Pedro: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres. Entonces, Jesús dijo a sus discípulos: El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla? Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces dará a cada uno lo que merecen sus obras. Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino.» Palabra del Señor.

Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.

«¿De qué te sirve ganar el mundo entero, si pierdes tu vida?».

Sobre la lectura del Evangelio de hoy, Cristo nuestro Señor, Rey eterno, llama a cada uno de nosotros diciéndonos: «Quien quisiere venir conmigo, ha de trabajar conmigo, porque siguiéndome en la pena, también me siga en la gloria»:

Ser conquistado por Cristo para ofrecer a este Rey toda nuestra persona y toda nuestra fatiga; decir al Señor querer hacer todo para su mayor servicio y alabanza, imitarle en soportar también injurias, desprecio, pobreza.

(…) Dejarse conquistar por Cristo significa tender siempre hacia aquello que tenemos de frente, hacia la meta de Cristo y preguntarse con verdad y sinceridad: ¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué debo hacer por Cristo? (cf. EE, 53)

En el Evangelio de hoy, Jesús nos dice: «Quien quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mi causa la salvará… Si uno se avergüenza de mí…». (Lucas 9,23-26). Y así sucesivamente…

La invitación que hace Jesús es la de no avergonzarse nunca de Él, sino seguirle siempre con entrega total, fiándose y confiándose a Él.

Pero contemplando a Jesús, como nos enseña San Ignacio de Loyola en la Primera Semana, sobre todo contemplando al Cristo crucificado, sentimos ese sentimiento tan humano y tan noble que es la vergüenza de no estar a la altura; contemplamos la sabiduría de Cristo y nuestra ignorancia, su omnipotencia y nuestra debilidad, su justicia y nuestra iniquidad, su bondad y nuestra maldad.

A través de la meditación del Evangelio de hoy, vamos a pedir la gracia de la vergüenza; vergüenza que me llega del continuo coloquio de misericordia con Él; vergüenza que nos hace sonrojar ante Jesucristo; vergüenza que nos pone en sintonía con el corazón de Cristo que se hizo pecado por mí; vergüenza que pone en armonía nuestro corazón en las lágrimas y nos acompaña en el seguimiento cotidiano de mi Señor.

Y esto nos lleva siempre a la humildad, a vivir esta gran virtud. Humildad que nos hace conscientes cada día de que no somos nosotros quienes construimos el Reino de Dios, sino que es siempre la gracia del Señor que actúa en nosotros; humildad que nos impulsa a ponernos por entero no a nuestro servicio o al de nuestras ideas, sino al servicio de Cristo y de la Iglesia, como vasijas de barro, frágiles, inadecuados, insuficientes, pero en los cuales hay un tesoro inmenso que llevamos y comunicamos. (Homilía del Evangelio de hoy. Santa Marta, 31 de julio de 2013.)

Oraciones y reflexión (Padre Sam) Domingo 30 de agosto del 2020:

Reflexión | Síndrome de Pedro:

Laudes:
Vísperas:
Completas:
Fundamento bíblico de los sacramentos | Orgullosamente católico (Ep. 2):
Rosario:
Coronilla de la Divina Misericordia:

Lectura completa de la Biblia en 365 días.
Fray Nelson Medina, O.P., lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura.
Día 217 de 365

Judit 9–11
Eclesiastés 1
Lucas 2,1-35